Me precio de tener muchos amigos. Entiéndase como tal alguien con quien agrada pasar un rato, ya sea tomando un café o haciendo algún deporte. A estas alturas no pido más.
Ahora bien, soy consciente de que la mayoría de esas amistades, con alguna excepción, se mantienen gracias a mi perseverancia. Ya sabéis, en toda relación hay uno que siempre llama, y otro que casi nunca. Yo suelo ser el primero.
Nótese que lo escribo sin acritud. Si lo he hecho hasta ahora es porque he querido. Pero cada vez me cuesta más. Será cosa de la edad.
Y quizás sea lo mejor. A veces nos aferramos a las personas a las que cogimos cariño, incluso cuando lo que toca es dejarlos ir.