martes, 30 de enero de 2007

Usted, vos, tú

Leí hace un par de semanas un artículo de Arturo Pérez-Reverte en el que se quejaba de la falta de educación de nuestros compatriotas. Uno de los puntos que defendía era el uso del tratamiento de usted frente al tuteo inmediato.
Precisamente llevaba yo un tiempo dándole vueltas al asunto. Desde chiquitito me enseñaron a tratar de usted a los desconocidos, y así lo hago desde que lo recuerdo. Antes sólo lo usaba con personas de mayor edad que yo, pero desde que crucé la treintena también con gente más joven. El que no usen el mismo tratamiento conmigo no suele molestarme, siempre que las formas sean correctas. Es más, en cuanto la conversación pasa del cruce de varias frases, en seguida suelo ofrecer el tuteo a mi interlocutor. Pero de principio, usted para arriba, usted para abajo.
Lo que me ha hecho pensar en este tema es que últimamente me he dado cuenta que hay gente que no sólo te tutea de principio, sino que se siente molesta que lo trates de usted. Me pregunto cuáles serán sus motivos. Quizás sientan que el tuteo les rejuvenezca, o quizás estén acostumbrados a que los únicos que les traten de usted sean los agentes de la autoridad a la hora de ponerles una multa.
Creo que se equivocan. Pienso que es riqueza para el lenguaje. Pobres anglosajones que sólo tienen el “you”. Así les va a los traductores, que a veces no tiene claro cuándo los personajes deben empezar a tutearse.
Voy más allá. Si por mí fuera reintroducía el voseo como término intermedio. Digamos:
“- Hola, ¿qué desea usted?
- Saber a la hora que salís vos de trabajar, para invitaros a una copa.
- Recógeme a las cuatro, chato.”
Me podrán tildar de reaccionario, retrógrado o lo que les de la gana, pero seguiré usando el usted de primeras. Para mí significa respeto, y da la oportunidad a hacer patente el progresivo acercamiento de los interlocutores.
No sé, ¿qué pensáis vos?

miércoles, 24 de enero de 2007

Carne de gym

Esta semana la jefa y yo nos hemos apuntado a unas instalaciones deportivas con piscina cubierta, gimnasio, sala de fitness, etc. fashion-fashion que tenemos cerca de casa. ¿Será flor de un día o nos convertiremos en unos vigoréxicos sin remedio? El tiempo lo dirá. No me gusta mucho la natación, porque al poco de bracear cojo un colocón de alucine, así que supongo que me tiraré por lo de las pesas, aunque no creo que sirva de mucho.

Hace unos cuantos años me apunté a un gimnasio por unos meses. Fue durante el verano de primero a segundo de carrera o así. Se me ocurrió hacerme una foto antes de empezar y luego otra una vez terminara el verano. No las cuelgo no vaya a ser que se excite cierto bloguero que yo me sé. Cuando fui a recoger las fotos reveladas me llevé una curiosa sorpresa. Mi cuerpo sí que había cambiado bastante: en la foto de después estaba mucho más moreno.

lunes, 15 de enero de 2007

La carpeta de los recuerdos: los Toys

Todo comenzó en una clase de Historia de la Filosofía, en COU. Mientras yo intentaba enterarme de algo de lo que nos contaba una señora de aspecto triste y nada femenino, Tonio y Feliz decidieron pasar de todo y ponerse a hacer dibujitos. Cuando terminó la clase, me di la vuelta y curioseé un poco lo que habían estado haciendo. Me partí de risa con los dibujos. Eran unos Toys, ya sabéis, del tipo Toy Cansao y cosas así.
En vista del éxito de crítica y público (es decir, yo), y de que las clases de esta mujer eran un peñazo inaguantable, decidieron continuar la serie. Cada vez que había Historia de la Filosofía, dedicaban la hora entera a hacer Toys. Al principio eran de inspiración general y sin continuidad entre uno y otro, pero poco a poco fueron apareciendo personajes fijos: primero ellos, luego yo, y luego algunos profesores y compañeros. Terminaron siendo verdaderos comics, con hilo argumental y todo.
A pesar de que no me enteraba de casi nada, y los esquemas que pintaba en la pizarra eran jeroglíficos que sólo entendía ella, llegué a desear que llegara la clase de Hª de la Filosofía. Y todo por echarme unas risas con los Toys de estos dos. Y eso que muchas de las veces mi personaje, identificado como uno con un brazo siempre levantado, se llevaba casi siempre la peor parte. Lo del brazo, y quizás lo de las tortas, tiene su explicación: yo era el empollón de la clase, y así parodiaban el que respondiera muchas de las preguntas que formulaban los profesores. Pero siempre he sido sufrido para las bromas, así que no me importaba.
Pero no quedó aquí la cosa. Terminó COU y empezó la Universidad. Ellos decidieron estudiar en la misma Escuela, así que siguieron la tradición. De vez en cuando quedábamos y me enseñaban sus últimas producciones. Claro está que algunas de las bromas ya no las cogía, porque estaban relacionadas con cosas que les pasaban en su Escuela, pero creo que procuraban que pudiera entender todos los gags. También yo empecé a hacer los míos propios, que les enseñaba a mi vez.
Así nos tiramos bastante tiempo, pero como todo tiene un final, también nuestra peculiar asociación se fue disolviendo. Ahora solemos vernos en centros comerciales: ¿Qué tal? Pues aquí, de compras.
Por supuesto conservo todos los Toys, los suyos y los míos. Alguna que otra vez he pasado un buen rato releyéndolos. Como hace un rato, mientras escogía alguno para colgarlo de ejemplo. Son el tipo de cosas que hacen que no tire de una vez por todas a la basura mi carpeta de los recuerdos.

miércoles, 10 de enero de 2007

Nada cierto supimos

"De Gualterio Malatesta, el sicario italiano enemigo personal del capitán y mío, nada cierto supimos; se habló de atroces tormentos antes de la ejecución en un oscuro calabozo, perio nadie dio fe."
Corsarios de Levante. Arturo Pérez-Reverte.


Estas son las exiguas palabras que Arturo dedica a mi querido personaje en la nueva entrega de la serie del Capitán Alatriste. Cierto es que aún no he terminado su lectura, pero me da el olfato que eso será todo lo que se diga. La novela discurre por aguas del Mediterráneo, y un reencuentro con el alter ego oscuro del capitán se hace improbable.
Aparentemente lo ha finiquitado de mala manera, pero las expresiones "nada cierto" y "nadie dio fe", inducen a pensar que quizás sea recuperado en posteriores entregas para tener un final algo más digno. Probablemente, como hacen pensar las novelas anteriores y la película, en un duelo a espada con el narrador, Íñigo de Balboa. Y eso que Gualterio parece tener casi cariño, o al menos cierta consideración al joven vizcaíno.
Habrá que esperar a la próxima...

martes, 2 de enero de 2007

Inocencia

El año pasado ha sido especial en varios sentidos. También ha sido el año en el que me ha dado más fuerte por el dibujo y la pintura. Sólo hay que echar un vistazo a las fechas de las obras de la galería. Para que no decaiga la cosa, ayer cogí lápiz, bloc y una foto a la que le tengo ganas desde hace tiempo (más tarde o más temprano terminará plasmada en un lienzo), y eché un buen rato dándole al trazo.Lo he titulado inocencia, porque eso es lo que me inspira al verlo. La mía propia, ya que esas son mis manos. Una inocencia que con los años y las experiencias voy perdiendo a marchas forzadas. Los palos nos hacen más fuertes, más maduros, más impermeables a la opinión de los demás, más dignos incluso, aunque para mí que perdemos en el cambio.
Supongo que conoceréis la parábola de los clavos en la puerta. Aunque después quites el clavo, queda una marca.
Se puede perdonar, pero las marcas impiden el olvido.