De un tiempo a esta parte mis días están teñidos de gris. Gris como el color del cielo, como la lluvia que todo lo empapa.
Al igual que ocurre con el tiempo atmosférico, de vez en cuando un poco sol se cuela entre las nubes, y de nuevo las cosas recuperan su colorido. Pero es un espejismo breve.
Estoy deseando que llegue de verdad la primavera.
La existencia de los días grises es la que nos hacen apreciar tanto el colorido de la primavera, pero hasta de lo gris hay que aprender a disfrutar.
ResponderEliminarIzco
No hay ying sin yang, eso es cierto. Un abrazo.
ResponderEliminarEso es Plaza Asdrúbal, reconozco el bar de la esquina
ResponderEliminar¡Equilicuá! La Mirilla, se llama.
ResponderEliminarPrecioso dibujo!
ResponderEliminarY calla, hombre, no lo digas muy alto... Dentro de unos meses estaremos hartos de calor