De repente me despierto. Todo está oscuro. Bien, era sólo un sueño. Un momento. Es verdad que me estoy asfixiando. El aire no puede entrar ni salir de mis pulmones. Algo lo bloquea. Ya estoy totalmente consciente, y la primera reacción es el miedo. Me incorporo. La escasa luz artificial que dejan pasar las cortinas me dejan ver que ésta no es mi cama, ni ésta mi habitación. Estoy solo. ¡Dios, necesito respirar! De un salto me pongo en pie, y en ese instante recupero por completo la memoria. Estoy en Tuttlingen, Alemania, en un viaje de trabajo, para comprar unas máquinas. Llegué ayer desde el aeropuerto de Stuttgart en un coche de alquiler, y
![](http://photos1.blogger.com/blogger/7550/1279/200/el_grito.jpg)
Por fin, en uno de esos saltos algo sale de mi boca en una tos violenta, dejando libre las vías respiratorias. ¡Aire! Respiro violentamente al principio, queriendo recuperar de un tirón todo lo que no he respirado antes. Poco a poco voy recuperando el resuello, y la cordura. Todo ha pasado muy rápido, quizás en treinta o cuarenta segundos, pero me ha parecido una eternidad. ¿Quién ha dicho que uno ve pasar su vida como una película cuando va a morir? Yo sólo pensaba en respirar, en vivir, en ver de nuevo a mi gente. El sabor ácido y amargo de mi boca me hace pensar en que quizás todo ha sido culpa de un reflujo de comida mal digerida que se ha ido por mal camino, hacia la tráquea se entiende. Maldigo los espaguetis a la carbonara y a su puta madre.
Enciendo la luz, y la habitación del Stadt ya me resulta familiar. Lentamente, más tranquilo ya, me acerco a la cama. El reloj despertador dice que son las cuatro de la mañana. Hasta las siete no me tendría que levantar. Lo último que se me ocurriría es volver a dormir, así que preparo la almohada contra la pared y me siento apoyando la espalda en ella. Tío, lo has tenido cerca. Poco a poco, contra mi voluntad, el cuerpo se relaja tras la intensa tensión sufrida y me invita de nuevo al sueño. Por estúpido que parezca, el último pensamiento antes de dormirme de nuevo es anotar mentalmente que la próxima vez que viaje tengo que echar unas pastillas de Almax al neceser.