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En apariencia ninguna, sin embargo los jardines de París que están al pie de la torre Eiffiel llevan el nombre de un pequeño rincón de Puerto Real.
En esta página hemos contado algunas historias de batallas que tuvieron lugar en sitios tan lejanos como Holanda o Israel. En realidad no tendríamos que ir tan lejos para encontrar hechos bélicos relevantes. La bahía de Cádiz ha sido desde antiguo escenario de sangrientos enfrentamientos. Su estratégica posición a la salida del Estrecho de Gibraltar y cara a América, su carácter de puerto natural y las riquezas de la campiña que lo circunda han sido a la vez motivos para su prosperidad y su destrucción.
Hoy vamos a rememorar una contienda a pequeña escala pero que tuvo gran trascendencia: la batalla del Trocadero.
La bahía de Cádiz tiene dos senos. El mayor, a la entrada, comprende desde Rota a Cádiz pasando por El Puerto de Santa María. El menor baña Puerto Real (el llamado Saco de la Bahía) y San Fernando. En medio, partiendo la bahía en dos está el istmo de Matagorda o del Trocadero, que pertenece al término municipal de Puerto Real.
En la actualidad casi todo el tráfico marítimo se realiza en el seno mayor. El Puerto de Cádiz y la Base de Rota se encuentran allí. En el seno menor sólo se localizan los arsenales de La Carraca, mientras que en el propio istmo están los muelles de La Cabezuela y los Astilleros de Navantia. En el pasado, sin embargo, el mayor abrigo que ofrecía el seno menor hacía que la mayoría de las naves fondearan allí. El trasiego de mercancías hacia tierra se hacía por el sistema de barcaje, es decir, mediante barcas que circulaban entre los barcos y las playas, sin que existieran infraestructuras portuarias importantes.
En el siguiente álbum podéis ver la situación de la zona en zooms sucesivos.
El siguiente dibujo da una panorámica de la zona, tal y como es hoy día.
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Protegiendo la entrada a esta bahía interior se encontraban los fuertes de Puntales (en Cádiz) y Matagorda (en Puerto Real), cerrando con su fuego cruzado la parte más estrecha del canal. En la parte interior del istmo, separada del mismo por un caño, está la isla del Trocadero, en cuya punta más cercana a Cádiz se encontraba el castillo de Fort Luis o fuerte de San Luis. Este fuerte podía batir a las posibles naves enemigas que lograran pasar el canal. Para proteger el acceso a estas baterías desde tierra se construyó la Cortadura, que es un canal artificial que separa el istmo del continente. El canal e isla del Trocadero tenían también una importante función como puerto de mercancías y carenado de buques. En el siguiente plano, elaborado por John Wilcox en 1739 ( a saber con qué aviesas intenciones) se puede apreciar la situación de los fuertes.
El plano que sigue, que muestra el castillo de Fort Luis, data de 1812 y está firmado por José Prieto.
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Una vez acabada la Guerra, Fernando VII “el Deseado” volvió, pero renegó de la Constitución y pidió la ayuda de la Santa Alianza, un pacto entre los monarcas absolutistas europeos para luchar contra las ideas liberales. En 1823, el rey francés Luis XVIII acudió en su ayuda con los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del Duque de Angulema (el futuro y efímero Luis XIX). Éstos apenas encontraron oposición en su avance al sur, ocupando Madrid y pasando a Andalucía, persiguiendo a los liberales que huían a Cádiz con el monarca.
Cádiz se aprestó de nuevo a la defensa, la primera línea de las cuales se situó en la Cortadura que daba paso al istmo del Trocadero. A toda prisa se retomaron las obras de reconstrucción de las defensas, destruidas durante la anterior Guerra de la Independencia. Los españoles dispusieron en la primera línea, en la orilla de la Cortadura, caballos de frisa, que no son sino un sistema de vigas cruzadas terminadas en armas blancas para dificultar el asalto. Después seguía una línea de trincheras en forma de dientes de sierra y finalmente una loma coronada por piezas artilleras.
Las primeras escaramuzas se produjeron el 16 de julio, pero sólo se trataba de un tanteo. Mientras tanto, se iniciaron los trabajos de reconstrucción de los fuertes de Matagorda y Fort Luis.
El 30 de agosto los franceses bombardearon las líneas de defensa españolas, especialmente la línea del Trocadero y el Molino de Guerra. Entre las 2 y las 3 de la madrugada del 31 los franceses, posiblemente ayudados por algún traidor local, vadearon sigilosamente el caño de cortadura con el agua al pecho y las armas en alto, tomando por sorpresa a las tropas españolas.
“La primera línea quedó fácilmente tomada, así como el Molino de Guerra.
No pudiendo juntarse muchos para arrollar á bayoneta al enemigo, ocurriendo lo inevitable y terrible confusión, propia de casos semejantes. Los cuerpos en la oscuridad de la noche se habían mezclado unos con otros. Grases se había retirado a segunda línea. El enemigo volvió contra los españoles sus propias piezas, arrojando granadas á los que huían. […]
Hasta las nueve de la mañana lograron prolongar la resistencia.[…]
Embarcáronse unos en dirección de Puntales; muchos murieron ahogados en el fango del Caño; otros buscando la salvación ó perecieron por el fuego de los franceses ó quedaron prisioneros de los franceses, entre ellos el Coronel Grases y los Tenientes del cuerpo de Ingenieros D. José Falledo y D. Pedro Abelló. Calculóse en mil hombres la pérdida de esta acción.”
Diario general de las operaciones de la guerra en la isla gaditana. Adolfo de Castro.
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Por lo tanto, en la París de la libertad, la igualdad y la fraternidad, tienen una plaza que conmemora la victoria del absolutismo contra las libertades, y que lleva el nombre de una zona olvidada de la costa gaditana, hoy día convertida en embarcadero de barquillas de pesca.
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Fuentes:
Wikipedia
Google Earth
El Trocadero y su gente, Francisco Ruíz Serrano
Diario general de las operaciones de la guerra en la isla gaditana, Adolfo de Castro.