Últimamente las grandes superficies y los centros comerciales me ponen enfermo; físicamente enfermo. Supongo que será un tipo especial de agorafobia que estoy desarrollando, porque cada vez aguanto menos tiempo antes de querer salir por patas.
Lo tengo chungo, porque nuestra sociedad se parece cada vez más a la americana, donde prácticamente toda la vida social se hace en el “mall”. Lo cual lo veo muy “mall”, porque nuestra cultura, al menos en el sur, siempre ha sido de hacer vida en la calle.
Ahora no. Ahora para ir al cine hay que ir al centro comercial. Para comprar cualquier cosa, al centro comercial. Para comer, al centro comercial. Para pasear, al centro comercial. Valiente coñazo.
Como no hay más remedio que pasar de vez en cuando por el aro, he desarrollado una técnica de escape. Se trata de esperar en el coche mientras mi pareja compra. Para amenizar la espera me enchufo en el portátil un capítulo de la serie que esté viendo en ese momento. Esta técnica no funciona en verano, por motivos obvios. Comprensivos con la situación, algunos centros comerciales han creado una especie de “guarderías” para hombres, eufemísticamente llamadas “salas de descanso”. Allí me quedo como perro abandonado hasta que me recogen. Es bastante deprimente, pero mejor que esperar a la puerta de cada tienda en la que se pare mi chica, acompañado de otros individuos en la misma deplorable situación.
No sé que es lo que me ha causado esta fobia. Me gustaría pensar que es por odio al consumismo absurdo en el que estamos sumidos. Pero me temo que el motivo es mucho más banal.
Como dicen que la mejor terapia es reírse de uno mismo, he empezado por retomar la vieja costumbre de hacer un "Toy Malatesta", a ver si se me va pasando.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMgazRlTsMhlXROBWBSvaTr9F31GXz-PGhHxM-JoEOoR6iOYWt_YwYq9cNFmm_JhCn55MzKlKOBe6FIw43PC0gM6YqxB9nX94UOLX8fj-bFtPll-iNj-TfnG7faJ28DcNF3jx3/s400/desgraciaos.jpg)