Que me place hoy romper una de esas reglas auto impuestas: hablar de este blog (atención, de este blog, si alguien extrapola lo que aquí se dice a su caso, allá él y sus circunstancias). Intentaré que me guíe un espíritu autocrítico y no la autocomplaciencia de la que hablaba Beaumont.
¿Por qué ahora? No cumple un año, aún me quedan algunos meses. El motivo es la lectura del artículo de Zifra:
9 motivos para dejar de tener un blog. Me ha dado que pensar, y me ha hecho volver un poco la vista atrás.
El primer motivo que aporta Zifra para no tener un blog es que no tienes libertad de expresión. Tiene su parte de razón. Mi página la conocen todas las personas de mi entorno cercano. Lo último que querría es que algo que yo escriba les moleste o haga daño. Autocensura al fin y al cabo (y es la tercera vez que escribo algo que empieza por auto hoy). Las personas somos muy susceptibles, y la palabra escrita puede ser interpretada de mil formas. Que me lo digan a mí. También es cierto que es el precio que hay que correr si se quiere decir algo, siendo uno mismo. La alternativa es callar para siempre, o esconderse.
Eso me lleva al tema del anonimato. Aquí yo he tomado el camino de en medio. Ni he puesto mi nombre en ningún sitio, pero tampoco me he escondido llegado el caso. De hecho, los que visitáis de manera regular la página me conocéis, bien en persona, bien por fotos, o al menos hemos cruzado correos, siempre con mi nombre real. Nuestros artículos y comentarios son como una conversación entre amigos, pero una conversación pública. Cualquiera puede visitar los blogs y sacar mucha información personal.
No sigo con el resto de puntos. Os remito al artículo mencionado y a su origen,
9 motivos para tener un blog, de Jordi Abad. Miren, comparen, opinen.
Decía que me ha hecho volver la vista atrás. ¿Cuál era mi motivación para iniciar este hobby?
“En cuanto al porqué de publicar una página personal, se me ocurren varias excusas válidas. Aburrimiento, compartir pensamientos y experiencias..., pero me temo, como le dije a mi amigo Totito, que no es más que algún tipo de exhibicionismo. Que lo disfruten vuestras mercedes.”
Más claro, agua. Si me quejo es por vicio. Si alguien se interesa por la información personal que destila esta página, tendría que estar agradecido por la atención mostrada.
Aclarado esto, al menos por ahora, queda el tema de qué colgar en este espacio. Siendo franco conmigo mismo, hasta ahora mi relación con el blog ha sido la infructuosa búsqueda del artículo perfecto. Uno del que pudiera sentirme tan satisfecho que quisiera dejarlo publicado algún tiempo, que me diera pena que desapareciera bajo uno inferior. Sigo buscándolo. Os contaré algo. Como habréis visto, tengo instalada una utilidad estadística. El otro día me dio por chequearla. Resulta que el día de más visitas so far es uno en que colgué una foto de mi espalda quemada por el sol (!). Sacad vuestras propias conclusiones.
Puestos a analizar, podría clasificar los artículos en las siguientes categorías:
1. Copy-paste: canciones, artículos ajenos, etc.
2. Personales
3. De opinión
4. Producción propia: cuentos, cuadros, etc.
Cuanto más abajo en la clasificación, mayor dificultad en la elaboración. Consecuencia: menor número de artículos, también menor calidad. El balance general es bastante mediocre. Por favor, no intenten contradecirme.
Ahora bien, en realidad, ¿qué más da? ¿Realmente importa? Esto es un hobby, no una obligación. No hay un mínimo de calidad exigible para poder seguir ocupando espacio de memoria en algún sistema de almacenamiento en Singapur, u Ocklahoma, o donde quiera que Google tenga montado el chiringuito.
Lo que importa es que hasta ahora me ha dado algunos buenos ratos, y me ha permitido conocer a algunas personas. Puede ser una pérdida de tiempo, pero lo mismo que jugar al ordenador o ver la tele.
Conclusión final:
por ahora no le meto fuego, pero algunas cosas van a cambiar. O eso espero.
Por cierto, un poco de información personal a todas luces irrelevante: ya tenemos ADSL en la guarida.