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Pronto estaré de vuelta. Para hacer más corta la espera recomiendo dar una vuelta por los archivos. La Guarida tiene más de doscientos artículos publicados.
Por otro lado, si alguien quiere comunicarse conmigo, puede hacerlo en
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Abrazos y besos.
De vez en cuando alguien entra y abre un libro. Esta es mi tribu. No somos muchos, a veces un par por vagón, otras ninguno. Depende mucho del tren que se trate. El de las siete de la mañana va lleno de tropa, gente joven, ruidosa, jovial y que va acompañada de otros militares. Pocos colegas de lectura aquí. En el de las ocho menos veinte predominan los estudiantes. Los que no van en bandada se enchufan los auriculares o juegan con móviles y mini-consolas. Alguno saca apuntes, pero son la excepción. El de las tres promete más. Lleva a gente que vuelve del trabajo, sobre todo mujeres, entre las que he descubierto más afición a la lectura que entre los varones. Quizás sea una estupidez, pero me alegra coincidir con gente que lee, aunque sea novelas rosa.
Hoy, sin embargo, no lee nadie en mi vagón. Ni siquiera yo, pues esta vez me dedico a escribir mientras disfruto del piano de Ludovico Einaudi. Hoy viajo especialmente solo.