domingo, 25 de noviembre de 2012

León


No me gusta repetirme. Tanto por hacer..., ¿para que volver sobre los pasos ya dados? Por eso he tardado más de la cuenta en dibujar este león a bolígrafo. Pero un encargo es un encargo. Tigres y leones no comparten hábitat, salvo en una pequeña zona de la India. Y ahora también en el pasillo de la casa de mis padres.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Sobre el dolor

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
      Espergesia (fragmento), César Vallejo

El dolor que no se desahoga con lágrimas puede hacer que sean otros órganos los que lloren.
     Francis J. Braceland, psiquiatra

     Uno no puede intentar abarcar un concepto como el dolor en un artículo. Sería como intentar hacer lo propio como el ser humano. El dolor es ubicuo, tiene mil caras. Usamos la misma palabra para referirnos a sentimientos tan dispares como los que sufrimos al torcernos un tobillo o al perder a un ser querido. Puede ser agudo o crónico, físico o mental, una pequeña molestia o algo insoportable. Nos acompaña desde el feto a la tumba. Pero todo esto no son más que lugares comunes. Lo que me trae hoy aquí es la valoración moral del concepto. La que yo tengo difiere en mucho de la que impera a mi alrededor. No es mi intención convencer a nadie que mi postura es la correcta, sino ejercer el derecho a la disensión. Al pataleo.

     Lo primero que te cuentan cuando llevas mucho tiempo sufriendo es que el dolor es tu amigo. Esta bandera la suelen ondear los médicos sin pudor alguno. Es cierto que es un mecanismo de alarma necesario para la supervivencia, pero de ahí a considerarlo mi colega va un abismo. Ojalá tuviésemos un botón para resetear la alarma. No, que quede claro, no es mi amigo, es un grandísimo hijo de puta. 

     Otra gran falacia es que ayuda a superarte. Sin esfuerzo no hay recompensa. Si no conoces lo malo, no puedes valorar las cosas buenas de la vida. Posiblemente esta idea proceda de nuestra tradición judeocristiana. La penitencia y todas esas zarandajas. Valiente estupidez. ¿Quién no daría lo que fuera por pasar por este valle de lágrimas sin haber tenido ni un dolor de cabeza? 

     Que yo sepa, no se puede comparar el dolor de una persona con el de otra. Acepto que en general un cólico nefrítico duele más que una bofetada, y la muerte de tu hijo más que la derrota de tu equipo. Pero distintas personas tienen diferentes umbrales de dolor. Lo perciben de distinta forma, así que porqué comparar peras con manzanas. Además, por mucha compasión que sienta por el otro, a cada uno le duele lo suyo. Así que no, no me reconforta saber que mi dolor no es nada comparado con el de otra persona. No quiero que nadie sufra, pero sobre todo, no quiero sufrir yo. Puede parecer egoísta, pero es la realidad. 

Escala de caras del dolor
     Por último, algunas personas valoran positivamente que se oculte el dolor. Por los demás, para que no sufran contigo. Esto es lo peor, quitarle al doliente hasta el derecho a expresarlo. No me refiero a que vayas pregonando tu problema a los cuatro vientos, sino a poder a tener mala cara si lo estás pasando mal. Si te quejas, si reniegas, si te rebelas, es que eres un débil; alguien incapaz de enfrentarse al problema. Todo el mundo siente dolor alguna vez, decía la canción de REM. Dejemos que cada uno lo viva a su manera.

    Para acabar con una media sonrisa después de tanto dolor, qué mejor que esta canción del próximo pregonero del Carnaval de Cádiz, Jorge Drexler. 

     "Por una vez que no duele
     todo el mundo a bordo,
     que la pena cante hoy
     en oídos sordos"

     
Todos a sus puestos by Jorge Drexler on Grooveshark