sábado, 29 de abril de 2006

Sobre la estupidez

Una vez, el ex-director de personal de mi empresa nos hizo un breve resumen de un libro de un tal Carlo Cipolla (italiano, así que quizás no sufriera una infancia marcada por el apellido): "Allegro ma non troppo". Aún no he conseguido leer el libro, pero sí que he encontrado numerosos extractos en la red. No sé por qué me he acordado de esto ahora, pero a falta de nada mejor que contar, os reseñaré brevemente de qué trata, ya que a mí me pareció interesante.
Y como dice el título del artículo, va sobre la estupidez. Los estudios de este señor, economista por más señas, le condujeron a establecer los siguientes principios universales:
Primero: Todos subestimamos el número de estúpidos en circulación. Así que, si ahora estás imaginando que la proporción de estúpidos es x, seguro que la proporción real es mayor.
Segundo: La probabilidad de que un individuo dado sea estúpido es independiente de cualquier otra característica. La consecuencia inmediata es que la proporción de estúpidos es la misma en las distintas capas sociales o niveles educativos.
Tercero: Un estúpido es aquel que causa daños a otras personas sin ganar nada a cambio, o incluso perdiendo. Este es el principio que más me llamó la atención. El autor clasifica a los seres humanos en cuatro grupos, distribuidos según la siguiente gráfica.


De esta forma, un malvado es aquel de cuyas acciones saca un beneficio propio a costa de un perjuicio ajeno. Un desgraciado o incauto es aquel que pierde mientras otros se benecian. Y alguien inteligente el que actúa de tal forma que todos salen beneficiados.
Cuarto: Las personas no estúpidas subestiman frecuentemente el poder nocivo de las personas estúpidas. Un error frecuente es pensar que los estúpidos sólo se hacen daño a sí mismos. Otro error es asociarse con estúpidos pensando sacar provecho de su estupidez.
La estupidez es tán destructiva por su impredecibilidad. Al no basarse en motivos racionales, es imposible predecir qué hará un estúpido. Sin embargo, un malvado usa la inteligencia para su beneficio, con lo que es más fácil luchar contra él, usando métodos racionales.
Quinto: Las personas estúpidas son las más peligrosas que existen. Más aún que los malvados. El motivo radica en que con los malvados el valor total de la riqueza no se altera, sólo cambia de manos. Sin embargo, los estúpidos reducen dicho valor total.
Evidentemente se trata de una simplificación de la realidad, pero no deja de ser interesante el análisis. ¿Habéis actuado estúpidamente alguna vez? Ahora podríais responder con cierto conocimiento.

martes, 25 de abril de 2006

La perdiz

Llevaba cartucho del 7 en el cañón corto, y del 6 en el largo. Plomo grueso, bueno para tiros a larga distancia. Siempre le tuve mucha fe al cartucho del 6. Supongo que era algo psicológico, o simplemente que cuando tiraba el segundo ya estaba más tranquilo. Pero la verdad es que siempre tuve un porcentaje de acierto mucho mayor con este plomo.
Había algo de viento, pero en general hacía un buen día. El tiempo que ha pasado me impide recordar muchos detalles, pero sí recuerdo que subíamos pesadamente una loma por su vertiente izquierda.
Cuando todavía no habíamos coronado una perdiz nos sorprende. Arranca desde lejos, haciendo su característico ruido de helicóptero al volar. Es plomo perdido. La distancia es demasiado grande. ¿100, 150 metros? Y subiendo, a medida que la perdiz atraviesa el valle hacia otra loma. Sin embargo, sin mucho convencimiento, quito el seguro, apunto cuidadosamente, y desplazo el dedo al segundo gatillo, al del cañón largo. Allí aguarda mi cartucho del 6.
¡Pum! De momento no pasa nada, pero un segundo más tarde el desafortunado pájaro cae a peso. Mi padre, que al igual que yo daba la pieza por perdida, coge su gorra y la lanza al suelo, al tiempo que dice algunos exabruptos, que son miel para mis oídos.
Aquel, sin duda, fue mi momento de gloria de caza. Ni mi primera pieza, ni mi primera liebre. Aquella perdiz lejana.

domingo, 23 de abril de 2006

La delgada línea roja

"No hay nada que te haga olvidar la guerra, aunque vuelvas a empezar de cero. La guerra no ennoblece a los hombres, los convierte en bestias, corrompe su espíritu. La soledad y el vacío de unos hombres obligados a luchar contra un enemigo que en realidad son ellos mismos. La oscuridad tras la luz, el conflicto tras el amor, son el producto de una sola mente, las facciones de un mismo rostro."Este es un fragmento de La delgada línea roja, una novela publicada en 1962 por James Jones, también autor de De aquí a la eternidad. El libro fue llevado al cine por Terence Malick en 1998. Aunque basadas obviamente en la misma historia y personajes, se trata de dos obras maestras diferentes. Y no sólo por el medio.
Una anotación previa. La expresión “La delgada línea roja” se usó por primera vez tras la batalla de Balaclava (1854) para referirse a la fina línea de infantería británica de dos en fondo que repelió una carga de caballería rusa. Por otro lado, existe un proverbio americano que dice “There's only a thin red line between the sane and the mad” (Hay sólo una delgada línea roja entre el cuerdo y el loco). Esta es la delgada línea a la que se refiere la obra.
En mi caso primero leí el libro. Por circunstancias que no vienen al caso además me tragué el original en inglés. Me cautivó desde el principio. En primer lugar por el tema: las vivencias de una compañía de infantería de los Estados Unidos durante la batalla de Guadalcanal. Los que me conocéis ya sabéis que me encantan las historias de batallas, a pesar de declararme pacifista.
Jones participó en la guerra del pacífico, así que puede contar de primera mano lo que sufre un soldado de infantería, la carne de cañón de todo enfrentamiento bélico. Pero que no nos lleve a engaño. Ya desde la introducción el autor nos aclara que no se trata de un libro de historia. El único hecho real en el que está basado es la existencia de la batalla de Guadalcanal, pero ni la Compañía “C” del 1er Batallón, ni el desarrollo de la batalla tal y como se relatan en la novela son reales. Se trata más bien de un escenario, donde una gran cantidad de actores, desde el general al soldado raso, van a desarrollar su papel.
Por otro lado me enganchó el mensaje. Frente al sentimiento colectivo que impregna casi toda la literatura bélica, Jones individualiza los sentimientos de cada hombre dentro de una obra coral. El tema principal gira en torno a cómo se enfrenta cada hombre a la situación límite que es una guerra. ¿Qué es cobardía? ¿Qué es valor? ¿Hasta dónde se supone que se ha de sacrificar un hombre por su patria?
Por último, está el lenguaje usado. No he leído mucho en inglés, pero me gusta mucho el contraste entre el rico lenguaje de las descripciones y de los pensamientos, y el barriobajero de los soldados. Los yankis no tienen la riqueza de tacos de nuestra lengua, pero los pocos que tiene Jones los usa a destajo.
La película es casi una obra aparte. Se trata en esencia de la misma historia, lógicamente acortada por exigencias de tiempo. Sin embargo, el enfoque de de Malick es distinto. Los pensamientos de los soldados toman mucho más relevancia en la película, y también son más trascendentes. Si el libro nos muestra el funcionamiento de la maquinaria de guerra, y la crudeza de la misma, la película es casi como un bello poema antibelicista, al mismo tiempo que una reflexión sobre la condición humana. La música y las imágenes de la naturaleza son el marco perfecto para los pensamientos de los personajes escuchadas como voces en off.
En la película la diferencia entre los personajes es aún más marcada. Tenemos a Witt (Jim Caviezel), el héroe. El soldado que es capaz de morir por sus compañeros porque los ama. Es el extremo del ideal del colectivo y trascendente frente al sargento Welsh (Sean Penn), que representa al individualismo y al pesimismo más descarnados. Otros personajes antagónicos son el coronel Tall (Nick Nolte), que prima su éxito personal frente a la vida de sus hombres, frente al capitán Staros (Elias Koteas), que los cuida como a sus hijos. Completan un excelente reparto actores como George Clooney, Woody Harrelson, John Travolta, John Cusack, Bien Chaplin o Adrien Brody.
Resulta marcardo el contraste con otra película de guerra estrenada con poca diferencia en el tiempo: Salvar al soldado Ryan. No por criterios de calidad. En su estilo, la peli de Spielberg supuso una revolución, por la calidad de las imágenes de acción. De hecho es la única película que he ido a ver al cine dos veces. Sino por el mensaje y la estética. Mientras Salvar al soldado Ryan comenzaba y terminaba con un primer plano de la bandera americana, en La delgada línea roja no aparece una sola bandera en todo el film. Mientras en la primera salvar la vida de un enemigo se saldaba con la muerte de un compañero, en la segunda se nos presenta al enemigo como otra víctima más del sinsentido de la contienda.
Y mientras, la naturaleza ni se inmuta mientras sus hijos se despedazan.
Posiblemente una de las mejores películas bélicas de la historia. Al menos en mi modesta opinión.

domingo, 16 de abril de 2006

Autorretrato

Mirad lo que he encontrado por mi disco duro. Hasta se me parece y todo.

sábado, 15 de abril de 2006

domingo, 9 de abril de 2006

Canaima

Muchas cosas me unen a mi padre, aparte del obvio parentesco. Experiencias vitales, ratos de ocio compartido, formas de ver la vida y demás. De entre todas, él estará de acuerdo en que una que destaca es un viaje que ambos hicimos a Canaima hace unos años. Dos características hacen especial esta experiencia. Por un lado, fue la primera y quizás sea la única vez que hemos hecho un viaje los dos solos. La otra, el marco en que tuvo lugar. El que fuéramos conscientes desde el primer momento de ambas cosas nos hizo disfrutarlo doblemente.
El Parque Nacional de Canaima está situado al sureste de Venezuela, cerca de la frontera con Brasil, y está contenida en un área conocida como la Gran Sabana. Con un tamaño similar al de la provincia de Álava, Canaima es uno de los parques más grandes del mundo, y también uno de los más bellos. Destacan sus tepuyes, formaciones geológicas únicas en el mundo con la forma de montañas truncadas. Se trata de los restos de una meseta ancestral de la que la erosión sólo ha dejado los trozos más duros. En la cima plana de estas montañas se encuentran formas de vida únicas en el mundo, de ahí que inspirara a Sir Arthur Conan Doyle para su famosa novela El Mundo Perdido, colocando en su cima dinosaurios ya extinguidos.
El tepuy más conocido es el Auyan-Tepuy, de 2.400 metros de altura, porque desde su cima se precipita el Salto Angel, la catarata más alta del mundo con 979 metros. A pesar de lo que se podría pensar, el nombre no deriva de esos espíritus semidivinos de nuestra iconografía religiosa, sino del aviador estadounidense James. C. Angel, que aterrizó en la cima del Auyan en 1937.
Pero la monumental catarata no es el único atractivo del parque. Además de la belleza de la selva que los circunda, hay numerosos saltos de agua en los ríos Caroní y su afluente el Carrao. Los propios nativos del lugar, los indios Pemones, son parte de su encanto. Los hoteles y demás infraestructura turística se encuentran a la orilla de la laguna de Canaima, un paraje espectacular formado en realidad por una curva del Carrao. Tomando ese lugar como base se ofertan diversas excursiones, bien en lancha río arriba o abajo, bien en avioneta.
Nosotros pasamos un fin de semana completo, así que nos dio tiempo a hacer varias. El primer día bajamos por el Carrao hasta el salto Yuri. A la vuelta nos cayó una tormenta tropical que convirtió el camino de subida a los coches desde el río en una catarata. El siguiente día lo empleamos en una excursión de día completo a la base del salto Angel. Son varias horas en curiara (lanchas muy estrechas con fuera borda) subiendo primero por el Carrao y luego por el Churrún hasta llegar cerca del salto. La parte final es a pie, aproximadamente una hora de dura subida por el cauce seco de un antiguo torrente. El esfuerzo vale la pena, porque se llega al mirador de Laime, desde donde se disfruta de una vista espectacular del salto a poca distancia y desde media altura. La grandiosidad del salto me dejó boquiabierto, y me provocó una sensación parecida a la que experimenté al entrar en alguna catedral gótica, como las de Notre Dame o Chartres. Es decir, ser consciente de mi insignificancia ante la Naturaleza, en este caso. Mención aparte merece el almuerzo a base de pollo, asado con una madera especial (de cuyo nombre no puedo acordarme) que tuvimos a la vuelta al río. A la vuelta pasamos por el salto del Sapo, una catarata espectacular que se puede atravesar por detrás de la cortina de agua. La sensación es impresionante, sobre todo en la parte central en la que literalmente tienes que pasar por debajo del torrente.
El último día lo ocupamos en una excursión aérea al salto, en un DC3 de antes de la Segunda Guerra Mundial. Este dato lo puedo asegurar porque a los pasajeros nos permitían acercarnos uno a uno a la cabina para apreciar el paisaje, y en una etiqueta pude leer que el año de construcción era 1937. El avión se movía tela, así que ambos cogimos un colocón de aúpa. También nos dio tiempo a hacer una pequeña excursión en curiara por la laguna antes de coger el avión de vuelta a Puerto Ordaz.
Como curiosidad os puedo contar que nos hicimos amigos de un chico venezolano con el que aún me escribo, y que nos hicimos fotos con Scarlet Ortiz, una actriz venezolana muy famosa que andaba por allí con todo el equipo del culebrón que estaba rodando por entonces.
Una excursión que seguro ninguno de los dos olvidaremos, y que sin duda recomiendo a todo aquel que pueda permitírselo.

jueves, 6 de abril de 2006

¿Las apariencias engañan?

"-Algunos se quejan de que el correo electrónico es impersonal... que tu contacto conmigo, durante la fase por correo de nuestra relación, estuvo mediatizado por cables y pantallas. Algunos dirían que no es tan buen medio como charlar cara a cara. Y sin embargo, nuestra visión de las cosas siempre está mediatizada por las córneas, retinas, nervios óticos y cierta maquinaria neurológica que toma la información de nuestros nervios ópticos y la propaga a nuestra mente. Por tanto, ¿es inferior mirar palabras en una pantalla? Yo creo que no; al menos en ese caso eres consciente de la distorsión. Mientras que, cuando ves a alguien con tus propios ojos, te olvidas de la distorsión y te imaginas que tienes una experiencia pura e inmediata."
Neal Stephenson. Criptonomicón.

(Gracias Heliópolis, ya estoy casi acabando el tercer volumen)

A estas alturas todos sabéis que el otro día hubo un encuentro en la cumbre Paco El Flaco - Malatesta en tierras pacoelflaqueñas. Poco a poco voy conociendo al personal que estamos en contacto por este medio tan peculiar de comunicación. A pesar de mis iniciales reservas, por ahora todas las experiencias han sido positivas. Que siga la racha.
Sin embargo, quiero decir algo a los que aún no conozcáis a Paco El Flaco. Aunque de la lectura de su blog podáis sacar la conclusión de que se trata de un tío sanote y divertido, después de conocerlo en persona da la impresión de que en realidad es un tío sanote y divertido.
Quedáis advertidos.

domingo, 2 de abril de 2006

Castillo

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Título: Castillo
Autor: Joe McNamara
Año de ejecución: 2003
Técnica: Lápices acuarelables sobre papel
Tamaño: 23 x 33 cm
Tema: Castillo (mallorquín creo) sacado de un calendario.
Comentario del autor: “Espero que a los pasteles no le pase como a los lápices acuarelables, que los usé una vez y hasta el día de hoy”.