jueves, 23 de abril de 2009

The lost fingers

Hace unos días visioné un anuncio de televisión que me llamó la atención tanto por las imágenes como por la música, que me resultaba familiar pero no conseguía identificar. Se trata del spot de Mahou Light, que podéis ver a continuación.



Esta tarde, mientras recorría en coche los más de 500 kilómetros que separan Almería y Puerto Real, puse la cadena que me suele acompañar en las distancias largas: Radio3.
La casualidad ha querido que en el programa de Santiago Alcanda apareciesen en directo The Lost Fingers, el grupo responsable de la parte musical del anuncio.
Se trata de un trío canadiense que ha sacado un disco titulado "Lost in 80s", con versiones de canciones de los 80 versionadas a lo "Django Reinhardt", según ellos declararon en el programa. Que me maten si sé quién fue este tipo, pero voy a buscar más de él, porque me gustan más las versiones que las canciones originales. Como ejemplo más claro está "Pump up the Jam", la canción del anuncio de Mahou que ya decía yo que me sonaba. Un tema de un sólo acorde de Technotronic que yo odiaba de chico (¡Pump it, pump it!) y que The Lost Fingers consiguen convertir en música de verdad.
Que viva el jazz, y el blues, y la música de calidad, se llame como se llame. ;-)

Os dejo con estos chicos y un tema realmente peligroso, porque me hizo conducir dando palmas mientras sonaba: Part-time lover, original de Stevie Wonder.

viernes, 17 de abril de 2009

La casa del sol naciente

Hay una casa en Nueva Orleans. La llaman la del sol naciente. Y al escuchar esta canción de los Animals, al que os habla le hubiera gustado ser uno de esos pobres chicos arruinados por su culpa. Ir a Nueva Orleans a cargar con la bola y la cadena, a vivir en el pecado y la miseria.
Dios sabe que me gustaría ser uno de ellos.

viernes, 10 de abril de 2009

El becerro de oro


1. Cuando el pueblo vio que Moisés demoraba en bajar de la montaña, se congregó alrededor de Aarón y le dijo: "Fabrícanos un dios que vaya al frente de nosotros, porque no sabemos qué le ha pasado a Moisés, ese hombre que nos hizo salir de Egipto".
2. Aarón les respondió: "Quiten a sus mujeres, a sus hijos y a sus hijas, las argollas de oro que llevan prendidas a sus orejas, y tráiganlas aquí".[...]
4. Él recibió el oro, lo trabajó con el cincel e hizo un ternero de metal fundido. Ellos dijeron entonces: "Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto". [...]
6. Y a la mañana siguiente, bien temprano, ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y después se levantó para divertirse.
7. El Señor dijo a Moisés: “Baja en seguida, porque tu pueblo, ese que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido.”
Éxodo, capítulo 32


Cuando era chiquitín y creía todo lo que me decían las personas mayores, vivía intensamente las procesiones de Semana Santa. Luego me hice mayor y comprendí que se trata de un ritual. Algo similar a asistir cada dos domingos al fútbol, aunque con mayor carga mística.
Es comprensible que una procesión ponga los pelos de punta. Os puedo asegurar que yo no soy lo que se dice un católico practicante, precisamente. Agnóstico, más bien. Sin embargo más de una vez se me ha erizado el vello por el ambiente, la música, las velas, la solemnidad del momento. Recuerdo una tarde en Ceuta, antes de coger el lento que me llevaría a casa, que los legionarios consiguieron conmoverme con su Novio de la Muerte mientras sacaban a hombros a la Virgen de la Amargura de la Catedral.
Pero hay quien va mucho más allá. Lo sorprendente del caso es que haya tantas personas que veneran imágenes procesionales. No al Cristo, o a la Virgen, sino al Cachorro o a la Soledad, por poner dos casos. Y no me refiero a lo absurdo del asunto. Cada cual es libre de venerar lo que quiera. Sino porque contradice totalmente la doctrina de la Iglesia dentro de la que se supone que militan.
O quizás no sea tan sorprendente. Al fin y al cabo, a todos nos hace falta un becerro de oro al que agarrarnos.

sábado, 4 de abril de 2009

Punta Camarinal

Al sur de Zahara de los Atunes, pasando Atlanterra, se encuentra la Playa de los Alemanes. Su extremo sudeste lo marca la Punta Camarinal, dominada por un faro. Uno de esos lugares donde, los días luminosos como el de hoy, podría uno quedarse horas dedicado sólo al disfrute de estar vivo.




Fotos: lunaria y malatesta