miércoles, 30 de enero de 2013

Prevención de riesgos NO laborales

Cuando uno echa un vistazo al conjunto de normas que regulan nuestra existencia como ciudadanos, pudiera parecer que nada escapa al control legislativo.

Nada más lejos de la realidad. Muchos aspectos del día a día quedan fuera de lo regulado. Están en tierra de nadie. En ocasiones, existen normas muy detalladas para un ámbito concreto, que no son directamente aplicables a otros ámbitos por mucho que las circunstancias sean las mismas.

Hoy voy a traeros un par de ejemplos de situaciones perfectamente reguladas en el campo laboral, que sin embargo tienen un vacío legal fuera de este ámbito.

El primero se refiere al nivel de ruido en gimnasios. En el mío los monitores de clases de spinning, body combat, etc., para motivar al personal, ponen la música a tope. Tanto, que hace tiempo decidí dejé de asistir a esas actividades para preservar mi audición. Nunca llevé un equipo de medición a las clases, pero probablemente el nivel medio superara en algunos casos los 95 decibelios, con valores pico mucho más altos. Incluso puse una reclamación, a la que me respondieron que sí, que lo intentarían, pero que no tuvo efecto alguno.


Pues bien, por mucho que he buscado, no he encontrado ningún límite legal para el ruido durante estas actividades. En el Real Decreto 1367/2007 se habla de edificios de viviendas, hospitales y de uso educativo o cultural, pero de gimnasios nasti de plasti. Solo en algunas comunidades autónomas o ayuntamientos, que también tienen competencia en la materia, se regula el valor límite admisible en gimnasios. En todos los que he encontrado (se suelen copiar unos a otros), el límite es de 90 decibelios. Superior en tres decibelios al límite de riesgo en el trabajo. En el resto, la mayoría, no se dice nada. Solo queda por lo tanto abstenerse individualmente de participar en semejantes actividades de riesgo, o llevar tapones de protección mientras uno le da a los pedales.

El segundo se refiere al riesgo de caídas a distinto nivel en espacios públicos. Aquí directamente no he encontrado ninguna legislación, ya sea nacional, autonómica o local, referida a prevenir estos accidentes. Sin embargo, en el ámbito laboral, el Real Decreto 486/1997 de prevención de riesgos en los lugares de trabajo, dice que las aberturas o desniveles que supongan un riesgo de caída de personas en un desnivel de más de dos metros se protegerán mediante barandillas u otros sistemas de protección de seguridad equivalente. Estas barandillas tendrán una altura mínima de 90 centímetros.
Ahora mirad esta foto.


Bonita, ¿verdad?. Es el paseo marítimo de Cádiz, cerca del final de la playa Victoria y el principio de la playa de Santa María del Mar. La altura en ese punto puede ser superior a los seis metros, muy superior a los dos metros que se consideran de riesgo. La altura del poyete que separa a los viandantes del abismo, es de unos 50 centímetros. Se da la circunstancia, además, que esa acera es frecuentada por ciclistas, que así evitan el peligro del tráfico rodado. Más de una vez he tenido que apartarme para no ser atropellado. A veces veo a padres que llevan a sus hijos de paseo, y los suben al poyete mientras caminan. Se me hiela la sangre solo de pensar en que tropiecen y caigan a las piedras que hay debajo. 

Seguro que hay muchos más ejemplos de vacíos legales de este tipo. Solo el sentido común puede llenarlos, en tanto en cuanto el legislador, ya sea por motu propio o a consecuencia de desgracias sobrevenidas, los regule.

miércoles, 16 de enero de 2013

Brico steampunk

Ayer desperté de la siesta, y mira por dónde mi vista se quedó fija en uno de los altavoces que tenemos en el mueble del salón. Ese color plateado no pega ni con cola con la estética del mueble, pensé. ¿Y si lo pinto en bronce o cobre?

Se tarda más en pensar las cosas que en hacerlas. Llamé a una tienda local, donde me confirmaron que tenían un spray color cobre. Me llegué en la moto, y a la vuelta desmonté y pinté las piezas. Hoy, una vez secas, volví a montar los altavoces.


Perdonad la infame calidad de las fotos. Por simple vagancia las he hecho con el iPad, que no tiene flash.

El resultado es un tanto steampunk, que es como se conoce una corriente estética que me atrae bastante. Se trata de mezclar elementos de la época victoriana, especialmente todo lo relacionado con la tecnología del vapor, y otros de corte futurista. Lunaria me regaló por reyes un pincho usb de ese estilo. Simula que dentro tiene unos engranajes. Una monada.

En fin, espero que os haya gustado la idea y el resultado.