lunes, 25 de junio de 2007

Gorriones

A mis padres les ha salido unos okupas en el balcón. En el antiguo desagüe, que ya no se usa, ha anidado una pareja de sinvergüenzas. A veces nos asomamos y el macho, a menos de un metro, nos mira curioso sin asustarse ni salir volando. Mi padre, que está hecho un fotógrafo de pro, ha hecho un pequeño reportaje familiar. Esperamos que os guste.






martes, 19 de junio de 2007

Nada

Desde luego a mí es por lo que me da. Tengo que admitirlo.
Todo comenzó en la revisión médica de este año. El doctor que me tocó en en suerte era el típico gadita, de la subclase "con gracia" (también los hay desgraciados, en el sentido literal del término). El buen hombre revisó mi electrocardiograma y me preguntó si hacía deporte. Bastante, contesté, tres o cuatro veces a la semana hago algo, ya sea correr, fútbol, baloncesto... Pues no se nota, dijo mirándome por encima de sus lentes. Insértese en este momento una imagen de mi persona con las piernas por alto, al estilo de las series de dibujitos japoneses.
Como le contara de mis penas y pesares con los bronquios que me han tocado en suerte, el galeno me recomendó la natación como forma de fortalecer la musculatura torácica. Le dije que yo lo quería era no ahogarme, que cuando los bronquios se cierran ya puedo ser el increíble Hulk que no hay nada que hacer, pero aún así él insistió. Como no he estudiado medicina y él sí, nada más llegar a casa cogí la aparamenta y tiré para la piscina.
La verdad es que eso de bracear en el agua nunca se me dió bien. Siempre lo achaqué a que tengo los huesos muy pesados (como los afroamericanos, pero sin esos cacho bíceps), pero me parece que todo era cuento y falta de práctica. En los dos meses que llevo metido de lleno en el agua he mejorado bastante (creo). Los consejos de Ismo y lo que he leído en todonatacion.com han ayudado, pero lo más importante es la constancia. Para mejorar la técnica me he apuntado a un curso de perfeccionamiento que dura todo julio, y que si no me ayude al menos me obligue a nadar a diario.
Lástima que no me hubiera dado por ahí de chico. Ahora tendría un cuerpo Danone en lugar de uno yogur Plus Superdescuento. Pero no todo está perdido. Hoy alguien que no gana nada con ello me ha dicho que me ha visto nadando y que se me veían unos brazos muy fuertes. El que no llevara gafas aunque las necesite, hubiera una cristalera algo sucia por medio y estuviera a unos 15 metros de la piscina cuando me vio no tiene, evidentemente, ninguna relevancia.

martes, 12 de junio de 2007

Riesgos

En boca cerrada no entran moscas, dice el refrán. Y aunque mi idolatrado Don Miguel se burlara de ellos en boca del pobre Sancho, lo cierto es que algo de verdad encierran, aunque sea según convenga el caso.

Porque lo cierto es que cada frase dicha, cada palabra escrita, cada acción tomada encierra un riesgo. Riesgo de parecer tonto, riesgo de herir a alguien o de que te hieran, riesgo de equivocarnos.

Oigo las protestas. ¿Y para qué estamos aquí? Vaya vida más abúlica sería. El que no arriesga no gana, etcétera. Quizás, pero a veces siento la tentación de callar, no actuar, de pasar aún más desapercibido de lo que ya paso. En definitiva, dejarme dominar por el tímido y cobarde que todos llevamos dentro.

domingo, 10 de junio de 2007

Primavera

El título de este artículo no está relacionado con las alergias que me atacan últimamente, ni con el cambio de estación que se avecina, ni nada por el estilo. Es el título de una composición que encontré de casualidad por internet y me dio a conocer al compositor y pianista italiano Ludovico Einaudi, del que quizás alguna vez ya me hayáis oído hablar.

Os invito a sumergiros en ella.


Las composiciones con estructura de canon siempre han sido mi debilidad.

En mi opinión, todo el disco, Divenire, es una gozada. Por cierto, la canción que da título al disco también merece mención especial.

viernes, 8 de junio de 2007

Ingeniero de Organización Industrial

Si alguien me pregunta por mi profesión respondo que soy ingeniero. Si la persona insiste en saber más, le digo que soy Ingeniero Técnico Industrial, especialidad Electricidad, rama Electrónica Industrial, e Ingeniero de Organización Industrial. En mi vida profesional he ejercido de ingeniero de mantenimiento, de fabricación y eléctrico. Ingeniero a secas lía menos y me define suficientemente bien.
La culpa la tiene una señora mayor que vivía en mi bloque cuando yo era chico. La buena mujer, cada vez que me veía, le decía a mi madre que yo iba a ser arquitecto o ingeniero. Supongo que en mi mente infantil esas profesiones se grabaron como el máximo de excelencia, lo mejor a lo que podía aspirar. Como me gustan mucho los aviones, cuando inicié Bachiller tenía pensado que sería Ingeniero Aeronáutico. Por motivos que no vienen al caso (ajenos a la nota de acceso) una vez que salí de Selectividad tuve que elegir entre la limitada oferta de la UCA (no confundir con la Universidad de California). Lo más parecido, y con mejores perspectivas laborales, era Ing. Téc. Industrial. Mientras la estudiaba se implantó en mi universidad la titulación de Ing. de Organización Industrial, así que después de la mili, y ya trabajando, la estudié.
He de decir que al principio no me gustaba la especialidad, y si me metí a hacerla es porque no había otra. Organización Industrial está a medio camino entre la Ingeniería y la Administración y Gestión de Empresas, así que, para alguien de perfil más bien científico y técnico como el del que suscribe, tira un poco para atrás. Pero una vez metido en el ajo fue interesándome cada vez más, y al final terminó gustándome. Te proporciona una formación técnica generalista, junto con una visión sobre la empresa y unos conocimientos de gestión que pueden ser muy útiles tanto para ocupar puestos de gerencia en PYMES como puestos relacionados con operaciones, producción o calidad en grandes empresas, no sólo industriales sino también de servicios.
La especialidad tiene un siglo de antigüedad, teniendo su origen en los estudios de optimización del trabajo de Taylor, Ford y otros. En el resto del mundo se conoce como Industrial Engineering (países anglosajones) o Management Engineering (resto de Europa). En España nació en la década de los 60 como una especialidad dentro de la Ingeniería Industrial, una carrera generalista con pocos referentes en el extranjero cuyo nombre induce a confusión ya que también engloba Mecánica, Electricidad y Química. En 1995 se decidió escindir la especialidad de Organización Industrial del resto, como carrera de segundo ciclo. Efectivamente, en los siguientes planes de Ingeniero Industrial ya no aparece como tal, pero algunas universidades han confeccionado “intensificaciones” en Producción Industrial o Bussines Management, por ejemplo. Por otro lado, los Colegios de Ingenieros Industriales no han acogido a los nuevos Ing. de Org. Industrial, como tampoco a los Ing. Químicos o Ing. en Electrónica.
El resultado de tal descoordinación entre las autoridades educativas, universitarias y asociaciones profesionales ha sido que los Ingenieros de Organización Industrial hemos quedado algo descolocados, sin Colegio profesional ni ley de competencias. Muchos empezamos la carrera pensando que estábamos estudiando una especialidad de Ing. Industrial (de hecho, es la única con el derecho a denominarse así), y que a la salida seríamos reconocidos como tales o en las mismas condiciones legales. No ha sido así, al menos hasta ahora. Los que proveníamos de Ing. Téc. Industrial tenemos las competencias (en teoría limitadas a la especialidad, pero de facto totales) y un Colegio fuerte. Pero los compañeros provenientes de otras Ing. Técnicas no tienen esa suerte.
Cierto es que el porcentaje de los que se dedican a la profesión libre es bajo. También lo es que la empresa privada está acogiendo cada vez mejor a los compañeros, y que, por ser ingenieros de segundo ciclo, podemos ocupar plazas del grupo A del funcionariado (eso sí, genéricas o específicas de la titulación, que alguna perdida hay, pero no en las específicas de Ing. Industrial). Pero es triste que tengamos que ir por caminos separados, cuando somos ramas del mismo árbol.
Tengo muchos amigos Ingenieros Industriales. Algunos, los menos, lo ven igual que yo y estarían de acuerdo con un reconocimiento total y la fusión en un único Colegio, por ejemplo. La mayoría se resiste, y el motivo más común es la comparativa en la dureza y duración de los estudios. Al venir del plan antiguo han tenido que estudiar 6 años, que en la mayoría de los casos se convertían en 8 o 9. Cierto es que la criba de 1º de Industriales era dura, pero el título de Ing. Téc. Industrial tampoco lo regalan, y un título de 3 años se suele convertir en 4 o 5 más proyecto. A esos años hay que sumar los 2 de Ing. de Organización Industrial, más un nuevo proyecto. No sólo eso, en el plan nuevo de Ing. Industrial, de 5 años, también se puede pasar desde Ing. Téc. Industrial sin curso puente, por lo que esta excusa se viene abajo.
El motivo real es muy simple: cuantos menos Ing. Industriales, menos competencia en el mundo laboral. Y no deja de ser extraño, ya que aunque hay más de 20 universidades que imparten nuestra titulación, sólo somos unos 2.000 titulados, muchísimos menos que los Ing. Industriales. Algunos me lo reconocen abiertamente, y al menos les doy el beneficio de la honestidad. Con diferencia los peores son los que comparan competencias profesionales y personales, en base a su mejor formación y más completos planes de estudio. Nunca he soportado los elitismos. ¿Quiénes son ellos para juzgar una carrera que no han estudiado? Les reto a comparar planes de estudio. Verán que las diferencias son en sólo algunas asignaturas, que además no tienen poco que ver con el ejercicio profesional real, como la famosa mecánica de fluidos. Dios, cuántas veces he tenido que aguantar a los compañeros de la Universidad de Sevilla hablar de lo difícil que era aprobarla. ¿Y qué? ¿El que el profesor de esa asignatura fuera un hueso les hace mejores? Hay quien es capaz de defenderlo. En mi opinión, llegados a un nivel de formación como el que ofrecen nuestras carreras, la diferencia en competencia está en la persona, su aptitud y experiencia, no en la denominación exacta de la titulación o la universidad en la que se ha estudiado.
La reforma de Bolonia podría resolver todos estos problemas, pero los colegios profesionales insisten en mantener el status quo actual. En el último borrador nuestra carrera se convierte en un Grado, de igual forma que la Ingeniería Mecánica o la Eléctrica. No queda claro si habrá un Master en la Especialidad o no, o si la Ingeniería Industrial pervivirá como Grado o como Master (en el primer borrador del Ministerio desaparecía, pero la presión de los Colegios la revivió). Todo está por definir, pero no tardará mucho.
Desde luego lo ideal sería que todos nos reconociéramos como compañeros e iguales, pero la pelota (y el poder) está hoy por hoy en el tejado de los industriales. Por nuestra parte sólo podemos tender la mano, y sobre todo, no caer en la trampa de la auto desestimación. Hay quien se ha planteado, por ejemplo, convalidar asignaturas y estudiar los créditos que restan para obtener el título de Ing. Industrial. Yo no lo voy a hacer, desde luego. Creo que nuestro título es ya suficientemente válido. Otro campo de batalla, de seguir el desencuentro, podría ser la creación de colegios propios, como el que se está intentando montar en Andalucía en estos días.
Soy optimista. A pesar de ser de reciente implantación en España como título independiente, nuestra carrera tiene una historia, unas referencias internacionales y sobre todo, una utilidad social importantes. El reconocimiento vendrá con el tiempo y el buen hacer de nuestros profesionales.








Enlaces de interés:
AINGOI (Asociación para la promoción de los Ingenieros en Organización Industrial)
Ingeniería de Organización Industrial en la Wikipedia
Ingeniería Industrial en la Wikipedia
Ingeniería Industrial (España) en la Wikipedia

lunes, 4 de junio de 2007

El Juego (meme)

Caro Galu me acaba de invitar a participar de un juego, en el cual debo seguir estas pautas o reglas.
REGLAS
1. Cada jugador(a) comienza con un listado de 8 cosas sobre sí mismo
2. Tienen que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego
3. Tienen que seleccionar a 8 personas más para invitar a jugar, y anotar sus blogs/nombres
4. No olvides dejarles un comentario en sus blogs respectivos de que han sido invitadas a participar, refiriendo al post de tu blog: "El Juego"

Las ocho cosas sobre mí mismo:

1) 1,80 m y 90 kilos. Las personas que me quieren bien dicen que no se me ve gordo. Pelo moreno, ojos marrones, nariz algo grande y aguileña, orejas puntiagudas, patillas, sin barba ni bigote.
2) Me llaman Jose Mari, y me gusta que lo hagan así. En el colegio y en mi anterior trabajo me llamaban por mi apellido, algo que nunca me hizo ninguna gracia.
3) Amo a mi mujer. Quiero mucho a mis padres y a mi hermana. Puede parecer obvio, pero la experiencia me dice que no siempre es así.
4) Tengo muy pocos amigos y muchas amistades. Qué le vamos a hacer.
5) Me encanta el deporte, la pintura, la lectura y otras mariconadas por el estilo que siempre se dicen en este tipo de autorretratos.
6) Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. En realidad no lo sé, pero me encanta este verso de Machado y hace tiempo que quería soltarlo en algún sitio. De mi personalidad que hablen otros.
7) Estoy seguro de que a nadie que lea esto le importa realmente cómo soy. Pero eso no me molesta en absoluto. Un día, cuando era niño, me dí cuenta de que no soy el centro del mundo.
8) Acepto jugar a los meme, porque el mero hecho de que alguien se acuerde de mí no merece un desprecio, pero no ayudo a su propagación, así que la regla 3 que la cumpla Rita.