sábado, 27 de octubre de 2007

Maiquetía



...La he cagado. Joder, joder, joder, en vaya lío me he metido. ¿Seguro? Recuerda, ¿ha dado algún dato, algo que pruebe que es quien dice ser? No, nada, todo lo he dicho yo. Además, está el fulano que se ha montado después. Está claro. A ver si salgo de ésta. Tranquilo, que no sepan que me te has dado cuenta. Respira...

...Analicemos las alternativas. Ellos son dos, y probablemente vayan armados. La primera opción es saltar cuando el coche vaya más despacio. Pero ¿y si tienen bloqueada la puerta? Me descubriría, y aún existe la posibilidad de que sólo quieran sacarme algunos bolívares por las buenas. Lo mejor será esperar. Mientras vayamos por zonas pobladas todo va bien. Ahora, si salen de la ciudad o se meten en una zona de chavolas, estoy muerto. Entonces sería mejor jugar con el factor sorpresa. Intentar huir, y si no es posible, hacerles frente mientras no se lo esperen...

...Es curioso que no sienta miedo, sino tristeza. Tristeza porque pueda morir aquí, tan lejos de la gente que quiero, y de esta forma tan estúpida. Lo que más me duele es no volver a verles...

...Concéntrate, aún no estás muerto. Sígueles la corriente mientras continúen con el engaño, y vende cara tu piel si llega el caso...

viernes, 19 de octubre de 2007

¡Bienvenido, Marcos!

Hoy es un día muy feliz: mi hermana ha dado a luz a Marcos, mi primer sobrino.
Marcos ha tenido la gran suerte de nacer en un país desarrollado y democrático, posiblemente en la época de mayor bienestar de la historia y dentro de una familia que lo va a querer con locura. Es un afortunado.
Sin embargo me inquieta el porvenir que le espera. La superpoblación, la sobreexplotación de los recursos, la destrucción de los hábitats naturales, el calentamiento global, el terrorismo, las pandemias o el riesgo siempre latente de guerra nuclear son algunos de los jinetes del apocalipsis que amenazan su recién inaugurada existencia.
¿Tendremos el mismo nivel de bienestar (en esta parte del planeta al menos) cuando él tenga mi edad actual? ¿Sereremos lo suficientemente inteligentes para salir del paso o iremos al desastre? ¿Qué mundo le dejaremos a Marcos y su generación?
Las perspectivas no son nada halagüeñas y mi habitual pesimismo sale a la luz. Pero todo se me olvida cuando me viene a la mente la pequeña y rosada carita de mi sobrinito. Él me recuerda que la vida se abre paso, como decía el matemático del caos de Jurasic Park.
Bienvenido y sobre todo buena suerte, Marcos.