sábado, 25 de febrero de 2006

Canon

Mientras los demás sienten frío, yo ardo. Sombras me adelantan burlonas antes de desvanecerse, a medida que sumo farolas. Paisaje suburbano a mi izquierda, oscuridad donde intuyo almendros en flor a mi derecha. En mi cabeza varias ideas me atormentan, sucediéndose sin orden aparente. No ha sido un buen día. Un teclado ajedrezado aparece en mi mente, y me provoca una sonrisa que no ve nadie. No juzgues y no serás juzgado. Vuelvo a ver por cuarta vez a la misma pareja que está admirando lo que seguramente será su casa. Eso significa que llevan aquí por lo menos cuarenta minutos. Eso significa que llevo dando vueltas por lo menos cuarenta minutos. Echo de menos a mi compañero, pero con él no hubiera durado tanto. Estoy cansado, estoy enfadado con el mundo. No está siendo un buen día.
Con las primeras notas todo se olvida. El cansancio, el dolor, la preocupación, hasta el paisaje se va desvaneciendo. Floto sin esfuerzo, empujado por la energía que vibra en en las cuerdas de un cuarteto que toca en algún punto de mi cabeza. No soy. Si existe el Nirvana, si mi destino es fundirme con el Universo, sin duda ésta será su banda sonora.


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jueves, 23 de febrero de 2006

Vanas excusas

Amigo bloguero,
¿Has notado un descenso en la cantidad (y por qué no decirlo, la calidad) de entradas en este blog? ¿No te explicas qué increíble razón puede haber tras tan horrible suceso?
No puedo dejarte sin saberlo un momento más. He de señalar a los responsables. ¿O pensabas que iba a admitir mi culpa?

Primer culpable. Criptonomicón, de Neal Stephenson. Desde que Heliópolis me lo prestó, me tiene enganchado. La contraportada lo compara con El Señor de los Anillos, pero en versión hackers. No sé, no soy hacker, pero me tiene con sueño todos los días, por la hora a la que permite acostarme. Segundo culpable. Ex libris, de Ross King. Es el que estaba leyendo antes que el Criptonomicón, y ahora lo tengo en espera. Es uno de esas novelas históricas bien construidas que tanto me gustan. Además, esta está centrada en el amor por los libros. Tanto mejor.
Tercer culpable. Call of Duty 2, de Activision. Tan realista como la primera parte, pero más. Tiene sólo la desventaja de ser un juego lineal, pero por lo demás, una pasada. Cuarto culpable. Gun, también de Activision. Otro juego lineal del mismo pelaje y autores, esta vez de vaqueros. Bien gráficamente, aunque no tanto como el anterior. Es muy simple y entretenido para jugar. Por cierto, buscando el screenshot he visto que una asociación de nativos americanos la tiene tomada con el juego. ¡No me extraña! Quinto culpable. Squad Assault, de Dreamcatcher. A años luz de calidad gráfica de los anteriores, se trata de un juego de estrategia en tiempo real, en el que tomas el mando de toda una compañía. Bastante realista, aunque a veces los IA son todo menos I. Tiene la originalidad de que puedes mover la cámara por todo el escenario, lo que no te limita a la típica perspectiva 3D de este tipo de juegos. Hay otros culpables, pero creo que ya me he buscado bastantes excusas por hoy.

lunes, 20 de febrero de 2006

Sobre el caos (III)

Cerraré esta pequeña serie de artículos sobre el caos hablando sobre fractales.
¿Qué es un fractal? La respuesta a esta pregunta es a la vez sencilla y compleja. Se conoce como fractal todo conjunto de puntos con una dimensión fraccionaria (fractional => fract-al).
Para explicarlo me apoyaré en los ejemplos que usa Lorenz en su libro “La esencia del caos”, ya referido con anterioridad. Los objetos comunes que conocemos tienen ninguna (un punto), una (una línea), dos (una superficie) o tres dimensiones (un sólido). Sin embargo, los matemáticos encontraron misteriosos conjuntos de puntos que carecían de algunas propiedades de los objetos de dimensión entera. Entonces redefinieron el concepto de dimensión y encontraron que dichos conjuntos de puntos tenían dimensión fraccionaria.
La dimensión se define a través del concepto de capacidad, que es el factor por el que tenemos que elevar a la base 2 para cubrir todos los puntos del conjunto a partir de sucesivas divisiones.
Así, en una superficie, al dividir un cuadrado en cuatro cuadrados, incrementamos el número de cuadrados necesarios en 2 elevado a 2. En una línea, sólo en 2 elevado a 1, ya que el número de cuadrados solamente se duplicará.
Sin embargo, imaginemos una figura tal que cada vez que dividimos en cuatro cuadrados, le quitamos el de la esquina superior derecha, por ejemplo. Al hacer el mismo cálculo, nos saldría una dimensión de
2^d=3
d= 1,586
La figura resultante se parecería a ésta
Pero los fractales no sólo existen en el campo teórico de las matemáticas, sino que los encontramos por doquier en la naturaleza. El ejemplo típico es el de una línea costera. ¿Qué longitud tiene? La respuesta es: depende. Si la medimos sobre un mapa, será menor que si la caminamos, ya que los pequeños cabos y entrantes de mar no aparecen el mapa. Y más grande le parecerá a una hormiguita que la recorra. Es decir, para encontrar la verdadera longitud de la costa hay que usar cuadraditos cada vez más pequeños. La dimensión entonces estará entre 1,0 y 2,0.
Una de las propiedades de los fractales puede verse claramente en el ejemplo de la primera figura: reproducen su estructura sea cual sea la escala a la que los observemos. Es lo que se denomina autosimilitud.

Las ramas de un árbol son otro ejemplo típico de una estructura fractal. Las ramas pequeñas reproducen la forma de las grandes. Lo mismo ocurre con los ríos o los capilares de nuestro sistema sanguíneo.
Pero nuestra intención era hablar del caos. ¿Cuál es la conexión? Pues que los atractores extraños, aquellos de los que hablamos en el artículo anterior, son objetos fractales. Por lo tanto, no todo lo fractal es caótico, pero sí todo lo que es caos tiene la propiedad de la fractalidad.
Por ejemplo, el atractor de Rossler, está compuesto por un conjunto apretado de líneas dobladas sobre sí mismas. No tiene dimensión 2 ni 3, sino algo intermedio.
Independientemente del valor científico del concepto, algunos fractales son objetos de gran belleza. A mi modesto entender, al menos.

domingo, 19 de febrero de 2006

Gracias, pisha

Este cumpleaños ha venido cargadito de regalos. Uno de ellos encabeza ya esta bitácora, y es obra de Ismo.
Tengo que buscar algo de tiempo para rehacer la plantilla, y buscar algo más mono que los puntos para el fondo. Pero lo principal, el logo que tanto tiempo busqué, ya lo tengo.
Voto a bríos.

viernes, 17 de febrero de 2006

Tarta Sacher

Mi cari me ha pasado la receta de la tarta Sacher que me hizo el otro día por mi cumpleaños. Una delicia para los enamorados del chocolate. Por ahí la encontraréis con mermelada de melocotón. Yo le pedí que cambiara a la de naranja (dulce), porque el contraste del chocolate y la naranja siempre me gustó.

Ingredientes : (para 4 personas)
125 grs de mantequilla
1/2 taza de azúcar
4 huevos
125 grs de chocolate negro, fundido y enfriado
2/3 taza de harina
Mermelada de naranja
Un par de cucharaditas de ron (a ser posible de naranja, lo venden en Macro, por ejemplo)
½ sobre de levadura
Para la cobertura:
150 grs de chocolate negro, en trozos
1/4 taza de nata líquida
Tiempo de preparación: 40 minutos para una tarta de 20 cms, aprox.
Preparación: Precalentar el horno a una temperatura moderada de 180º C. Untar un molde redondo con mantequilla y forrar la base y las paredes con papel parafinado (papel vegetal). Pasar por la batidora la mantequilla y el azúcar hasta conseguir una mezcla ligera y cremosa. Incorporar las yemas de huevo de una en una y batir bien cada vez. Añadir el chocolate y batir hasta mezclarlo. Pasar la mezcla a un cuenco mediano y agregar la harina. Verter las claras de huevo en un cuenco pequeño y montarlas a punto de nieve. Con una cuchara, añadir las claras a la mezcla de chocolate.
Pasar la mezcla a cucharadas al molde preparado y allanar la superficie. Hornear durante 40 minutos. Dejar el pastel en el molde durante 15 minutos antes de volcarlo sobre una rejilla para que se enfríe. Calentar la mermelada en un cuenco pequeño o poner en el microondas hasta que se haya vuelto líquida. Abrir por el centro el bizcocho y rellanar con mermelada. En una rejilla, colocar el pastel de modo que la base quede hacia arriba, y untar también con mermelada.
Para elaborar la cobertura: Mezclar el chocolate y la nata en un cuenco pequeño. Cocer a fuego lento, sin dejar de remover, hasta que el chocolate se haya fundido y hasta obtener una mezcla homogénea. Retirar del fuego y dejar enfriar un poco. Verter la cobertura uniformemente sobre el pastel. Dejar reposar para que endurezca.

jueves, 16 de febrero de 2006

Qué ... será un meme

Heliopolis me ha pasado esta cadena de orden cuarto. No le voy a hacer el feo al chiquillo, pero hasta aquí hemos llegado, ¿ein?

1. Cuatro trabajos que he tenido:

1. Maestro de clases particulares para unos vecinos.
2. No sé ni cómo llamarlo. Mizerable, ayúdame tú, ¿técnico de control de producción? Sí, eso suena bien.
3. Ingeniero de mantenimiento.
4. Ingeniero de fabricación.

2. Cuatro trabajos que he querido tener:

1. Fotógrafo de Playboy. No, mejor, dueño de Playboy.
2. Ingeniero aeronáutico. Pero para diseñar aviones, nada de fabricar siempre el mismo alerón de cola.
3. Piloto de cazabombarderos. No, que lo mismo hay que matar gente, y me da no se qué. Mejor piloto de helicópteros de salvamento, que mola igual y duermes mejor por las noches.
4. Futbolero de los güenos.

3. Cuatro películas que puedo ver una y otra vez: (bueno, no tantas)

1. Atrapado en el tiempo.
2. La delgada línea roja.
3. Qué bello es vivir.
4. Los violentos de Kelly.

4. Cuatro lugares donde he vivido:

1. Algeciras.
2. Los Barrios.
3. Puerto Real.
4. Y que sea por muchos años.

5. Cuatro programas de televisión que me gustan en exceso:
1. A dos metros bajo tierra, aunque han dejado de emitirlo. Mamones.
2. Aquí no hay quien viva.
3. Camera Café
4. CSI Las Vegas. Vuelve Grisom, no soporto a Horatio Kane.

6. Cuatro lugares donde he ido de vacaciones:

1. Roma.
2. Vilamoura.
3. Puerto Ordaz.
4. Madrid.

7. Cuatro lugares donde me gustaría ir:

1. Londres.
2. Nueva Cork.
3. El valle de los Faraones.
4. La garganta de Río Verde.

8. Cuatro platos favoritos:

1. Habichuelas con arroz y chorizo.
2. Secreto (o pluma) ibérico con salsa roquefort.
3. Desde ayer, la tarta Sacher.
4. Las costillas que me trajo Totito y cocinó mi Cari.

9. Cuatro sitios web que visito a diario:
Si digo sólo cuatro se me van a mosquear los otros cuatro.

10. Cuatro lugares en los que me gustaría estar en este momento:
No soy Dios para tener el don de la ubicuidad. Además, donde estoy yo bien es mi casa con mi Cari y el joputa del Tico.

11. Cuatro bloggers que la llevan…
Lo siento, esta cadena se para aquí. Ya está bien de extenderse como la gripe del pollo.

domingo, 12 de febrero de 2006

A propósito del coche...

...ahí va una ilustración del genial Forges para su serie LOS MANUALES DE CRISP Y SON.


...y recuerden siempre que ya en 1922 el Instituto Cronométrico de Louisville definió el "microsegundo" como: la unidad de tiempo que transcurre entre lavar un coche y que se ponga a llover, ensuciándolo perfectamente.

viernes, 10 de febrero de 2006

Un paseo por los pinares

Soy del tipo de personas que cuando ven un anuncio de BMW, a la pregunta ¿te gusta conducir? podrían responder con un rotundo NO. Considero el coche un mal necesario y muy útil, pero no un medio de obtener satisfacciones.

Eso no quita que muy de vez en cuando eche un buen rato al volante, como el otro día subiendo el puerto entre Elgoibar y Etxebarría. Dieciséis interminables kilómetros de curvas que me hicieron creerme un Collin McRae (2) de la vida por un rato. Naturalmente a una prudente velocidad, habida cuenta de la altura de los barrancos que allí se gastan.
Es por eso que esta tarde, en lugar de volver a casa en mi coche, he decidido volver en el de San Fernando, como dice Manolo García. Y he acertado de pleno porque el día está espléndido, al menos por estas latitudes. Tanto es así, que aunque venía componiendo mentalmente una entrada sobre el tonto accidente doméstico de esta mañana, en el que me he hecho un pequeño corte en el pómulo que me hace parecer a Makinavaja el último chorizo, al llegar a casa he cambiado de opinión. He cogido la cámara, he deshecho parte del camino, y he tomado algunas fotos que espero os gusten.
















lunes, 6 de febrero de 2006

Camino al norte

Mientras 3nity prepara su visita a la tierra del carnaval (y del paro, todo hay que decirlo), este espadachín se va a dar una vuelta por Pacoelflacolandia, para echar una mano a algunos de sus habitantes. Al parecer, el pronunciar correctamente el castellano no les ayuda a mecanizar correctamente una simple caja de engranajes. Afortunadamente, para eso estamos los andaluces. Como se puede comprobar, no somos rencorosos.
Será sólo cosa de un par de días... Espera, ¡¡¡¿¿¿que la vuelta es haciendo transbordo en la TERMINAL 4???!!! ¡¡¡Aaarrrrgggggg!!!

sábado, 4 de febrero de 2006

Soldado, tienes carta

El otro día me pasó una cosa curiosa. Abrí una dirección de correo que no chequeaba desde hace meses y allí estaba esperando dos mensajes de un amigo con el que no intercambiaba dos líneas desde el verano pasado.
El primero iba dirigido a mí en concreto, mientras que el segundo era una de esas cadenas que circulan por internet. En concreto, ésta se trataba de un largo cuestionario personal que había que rellenar y devolver al remitente, además de reenviarlo a todos tus conocidos para así extender la cadena.
No voy a seguir la cadena ni empezarla aquí, ya que no es mi costumbre, y así le contesté. Lo curioso del asunto es que uno de las preguntas era "Carta o e-mail". Supongo que mi amigo no se molestará si escribo aquí su respuesta: "Me da igual, creo que nunca he recibido una carta, así que estaría bien que alguna vez alguien me escribiera."
Él es más joven que yo, aunque no tanto, y sin embargo nunca ha recibido una carta. Naturalmente, le he pedido su dirección y pienso contestarle por ese medio. No puedo negarle la experiencia de saber que alguien se ha tomado la molestia de escribir algo de su puño y letra dirigido especialmente a ti. Lo ha metido en un sobre, le ha puesto un sello y lo ha llevado a un buzón.
No soy tan tonto como para negar que el correo electrónico es un avance en las comunicaciones. Ahora puedes escribirle a alguien en dos minutos y lo recibirá instantáneamente. Otra cosa es cuándo lo leerá, como me pasó a mí. Sin embargo, tanta facilidad no implica necesariamente mejor comunicación. Intercambié decenas de cartas con una penfriend inglesa, y ahora que la he encontrado por internet apenas hemos intercambiado dos o tres mensajes.
Recuerdo que cuando estaba en la mili recibir carta me hacía especial ilusión. Aunque podía volver a casa casi todos los fines de semana, por las noches, justo antes de retreta, esperaba que el sargento me nombrara para recoger correo. Me hacía sentir querido entre ciento y pico de desconocidos.
Ahora recibo vuestros comentarios y correos electrónicos. Por favor, seguid haciéndolo. A pesar de todo, no es lo mismo.

miércoles, 1 de febrero de 2006

El estudiante de Salamanca

Comentaba el otro día con Heliopolis que a veces se me quitan las ganas de escribir, porque creo que ya todo está escrito. Hoy es uno de esos días. Venía yo tan ufano con la idea de comparar una película que he visto recientemente, La novia cadáver, de Tim Burton, con un poema romántico que me gusta mucho, El estudiante de Salamanca, de Espronceda. Tanto el ambiente como el argumento me lo recordaban constantemente.
A lo que iba. Antes de ponerme a escribir me ha dado por escribir en el google “novia cadáver estudiante salamanca” y ¡pumba!, cuatro o cinco sitios donde alguien ya había dejado dicho lo mismo.
¿Qué hacer ahora? ¿Desconecto internet y abro el Call of Duty II? Quizás fuera lo más productivo, pero ya puestos, os ofrezco algunas estrofas de esta joya del romanticismo español. Intercalo algunos comentarios míos para que sigáis la historia. Si alguien la quiere completa, la tenéis en:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01371741322363733092257/index.htm

Era más de medianoche
antiguas historias cuentan,
cuando en sueño y en silencio
lóbrega envuelta la tierra,
los vivos muertos parecen,
los muertos la tumba dejan.

En semejante escenario se produce un duelo de espadas. Uno de los contendientes exhala un quejido moribundo, y el vencedor se pierde en la noche. Es Don Félix de Montemar.
Segundo don Juan Tenorio,
alta fiera e insolente,
irreligioso y valiente,
altanero y reñidor:
Siempre el insulto en los ojos,
en los labios la ironía
nada teme y todo fía
de su espada y su valor.
Corazón gastado, mofa
de la mujer que corteja,
y, hoy despreciándola, deja
la que ayer se le rindió.

Una de los amores despreciados es Elvira, una bella joven que termina muriendo de amor por el impío estudiante.
Y exhaló luego su postrer aliento,
y a su madre sus brazos se apretaron
con nervioso y convulso movimiento,
y sus labios un nombre murmuraron.
Y huyó su alma a la mansión dichosa
do los ángeles moran... Tristes flores
brota la tierra en torno de su losa,
el céfiro lamenta sus amores.
Sobre ella un sauce su ramaje inclina,
sombra le presta en lánguido desmayo,
y allí en la tarde, cuando el sol declina,
baña su tumba en paz su último rayo...

La siguiente escena nos presenta a Don Félix jugándose hasta un retrato de Elvira a los dados. Entra un personaje embozado. Es Don Diego de Pastrana, hermano de Elvira, que ha venido a vengarla. Se enzarzan en una disputa y, naturalmente, Don Félix mata al hermano.
Es la última parte de la obra la que resulta más atractiva, por las lúgubres imágenes que inspira, al más puro estilo romántico. Después de cometer este último crimen Don Félix camina audaz por la calle del Ataud.
Mueve los pies el Montemar osado
en las tinieblas con incierto giro,
cuando ya un trecho de la calle andado,
súbito junto a él oye un suspiro.
Resbalar por su faz sintió el aliento,
y a su pesar sus nervios se crisparon;
mas pasado el primero movimiento,
a su primera rigidez tornaron.
«¿Quién va?», pregunta con la voz serena,
que ni finge valor, ni muestra miedo,
el alma de invencible vigor llena,
fiado en su tajante de Toledo.
Palpa en torno de sí, y el impío jura,
y a mover vuelve la atrevida planta,
cuando hacia él fatídica figura,
envuelta en blancas ropas, se adelanta.
Flotante y vaga, las espesas nieblas
ya disipa y se anima y va creciendo
con apagada luz, ya en las tinieblas
su argentino blancor va apareciendo.

Pero en lugar de asustarse, el atrevido estudiante perjura.
«Dios presume asustarme: ¡ojalá fuera,
dijo entre sí riendo- el diablo mismo!
que entonces, vive Dios, quién soy supiera
el cornudo monarca del abismo.»
Al pronunciar tan insolente ultraje
la lámpara del Cristo se encendió:
y una mujer velada en blanco traje,
ante la imagen de rodillas vio.

La fantasmagórica figura le evita, lo que no hace sino acrecentar el interés de Don Félix, que se ofrece para acompañarla. Ella le advierte: si le sigue puede ser el fin, pero nada parece asustarle. En su caminar, se cruzan con un cortejo fúnebre que porta dos ataúdes.
Calado el sombrero y en pie, indiferente
el féretro mira don Félix pasar,
y al paso pregunta con su aire insolente
los nombres de aquellos que al sepulcro van.
Mas ¡cuál su sorpresa, su asombro cuál fuera,
cuando horrorizado con espanto ve
que el uno don Diego de Pastrana era,
y el otro, ¡Dios santo!, y el otro era él...!

Aún así, Don Félix se rehace, y hace burla del error. Se vuelve hacia la dama y le pregunta por su casa. Ésta le advierte: cada paso que dé, le acercará a la muerte. Por fin llegan a una puerta que se abre misteriosamente. Entran ambos. Don Félix avanza por los corredores , baja por las escaleras, y cae, en un torbellino de locura, mientras los muertos hacen mofa de él. Al levantarse, lo primero que ve es a la blanca dama. Montemar le pregunta finalmente quién es.
Y de pronto en horrendo estampido
desquiciarse la estancia sintió,
y al tremendo tartáreo rüido
cien espectros alzarse miró:
de sus ojos los huecos fijaron
y sus dedos enjutos en él;
y después entre sí se miraron,
y a mostrarle tornaron después;

Y entonces la visión del blanco velo
al fiero Montemar tendió una mano,
y era su tacto de crispante hielo,
y resistirlo audaz intentó en vano:
galvánica, cruel, nerviosa y fría,
histérica y horrible sensación,
toda la sangre coagulada envía
agolpada y helada al corazón...
Y a su despecho y maldiciendo al cielo,
de ella apartó su mano Montemar,
y temerario alzándola a su velo,
tirando de él la descubrió la faz.
¡Es su esposo!, los ecos retumbaron,
¡La esposa al fin que su consorte halló!
Los espectros con júbilo gritaron:
¡Es el esposo de su eterno amor!
Y ella entonces gritó: ¡Mi esposo! Y era
(¡desengaño fatal!, ¡triste verdad!)
una sórdida, horrible calavera,
la blanca dama del gallardo andar...

Aparece el espectro de Don Diego, y le ofrece a su hermana por esposa. La siguiente estrofa es genial.
Por mujer la tomo, porque es cosa cierta,
y espero no salga fallido mi plan,
que en caso tan raro y mi esposa muerta,
tanto como viva no me cansará.

Pero la gracia le sale cara.
El carïado, lívido esqueleto,
los fríos, largos y asquerosos brazos,
le enreda en tanto en apretados lazos,
y ávido le acaricia en su ansiedad:
y con su boca cavernosa busca
la boca a Montemar, y a su mejilla
la árida, descarnada y amarilla
junta y refriega repugnante faz.

Por fin, el estudiante no aguanta más el horror.
Y vio luego
una llama
que se inflama
y murió;
y perdido,
oyó el eco
de un gemido
que expiró.

¡Que era pública voz, que llanto arranca
del pecho pecador y empedernido,
que en forma de mujer y en una blanca
túnica misteriosa revestido,
aquella noche el diablo a Salamanca
había en fin por Montemar venido!...
Y si, lector, dijerdes ser comento,
como me lo contaron, te lo cuento.