Un error muy común consiste en dar prioridad a lo urgente frente a lo realmente importante. Con el teléfono también pasa. Muchas personas atienden antes al teléfono que a la persona que tienen delante. A mi entender, esto es una falta de educación como la copa de un pino.
El móvil ha venido a agravar el problema. Omnipresentes, y con esos politonos bailones (envía MALATESTA al 555 para descargarte el último), sus adictos son incapaces de no acudir a la llamada, ya estén declarando su amor o a Hacienda. Por cierto, muy acertada la campaña de Tráfico contra su uso al volante, especialmente las cuñas radiofónicas.
Jean Paul Malatestix ha editado una guía para no ser unos garrulos maleducados, de la cual extraemos la siguientes recomendaciones. Si estamos hablando con una persona humana y nos interrumpe el teléfono:
1º) Pediremos a nuestro interlocutor permiso para comprobar la llamada. Da igual que sea la limpiadora que el Superintendente Vicente. Es importante esperar a que nos den la venia, porque si lo cogemos antes de que a nuestro interlocutor le dé tiempo a dárnosla, además de descorteses, quedaremos como unos hipócritas. Se trata de una mera formalidad, ya que nadie nos va a negar el permiso, pero le haremos ver que consideramos más importante a la persona que al teléfono.
2º) Si el aparato tiene identificación de llamada, y consideramos que podemos hacerlo sin molestar al que llama, le colgaremos y le llamaremos más tarde. Para evitar nuevas interrupciones se apaga el móvil o se deja descolgado el fijo.
3º) Si se trata de un teléfono fijo sin identificación de llamada, o por quien se trata no podemos colgar sin responder, descolgaremos, informaremos al que llama que estamos ocupados y le preguntaremos si podemos llamarle más tarde.
4º) Sólo en casos realmente urgentes atenderemos la llamada.
Una vez fui a tratar un asunto con un compañero de otro departamento. Como nuestras oficinas estaban muy cerca preferí desplazarme a usar el teléfono. Nada más empezar a explicarle el tema, nos interrumpió el teléfono; inmediatamente lo descolgó, y empezó una larga conversación que me tuve que tragar de cabo a rabo. Cuando terminaron volví a empezar, pero al minuto, otra llamada; de nuevo descolgó y otra vez a esperar. A la tercera interrupción me fui a mi mesa. Esperé un rato y le llamé por teléfono.
- ¿Por qué te fuiste? - me preguntó.
- Era la única forma de asegurarme toda tu atención.
Estoy seguro que aquel tipo supo que yo estaba en lo cierto.
El móvil ha venido a agravar el problema. Omnipresentes, y con esos politonos bailones (envía MALATESTA al 555 para descargarte el último), sus adictos son incapaces de no acudir a la llamada, ya estén declarando su amor o a Hacienda. Por cierto, muy acertada la campaña de Tráfico contra su uso al volante, especialmente las cuñas radiofónicas.
Jean Paul Malatestix ha editado una guía para no ser unos garrulos maleducados, de la cual extraemos la siguientes recomendaciones. Si estamos hablando con una persona humana y nos interrumpe el teléfono:
1º) Pediremos a nuestro interlocutor permiso para comprobar la llamada. Da igual que sea la limpiadora que el Superintendente Vicente. Es importante esperar a que nos den la venia, porque si lo cogemos antes de que a nuestro interlocutor le dé tiempo a dárnosla, además de descorteses, quedaremos como unos hipócritas. Se trata de una mera formalidad, ya que nadie nos va a negar el permiso, pero le haremos ver que consideramos más importante a la persona que al teléfono.
2º) Si el aparato tiene identificación de llamada, y consideramos que podemos hacerlo sin molestar al que llama, le colgaremos y le llamaremos más tarde. Para evitar nuevas interrupciones se apaga el móvil o se deja descolgado el fijo.
3º) Si se trata de un teléfono fijo sin identificación de llamada, o por quien se trata no podemos colgar sin responder, descolgaremos, informaremos al que llama que estamos ocupados y le preguntaremos si podemos llamarle más tarde.
4º) Sólo en casos realmente urgentes atenderemos la llamada.
Una vez fui a tratar un asunto con un compañero de otro departamento. Como nuestras oficinas estaban muy cerca preferí desplazarme a usar el teléfono. Nada más empezar a explicarle el tema, nos interrumpió el teléfono; inmediatamente lo descolgó, y empezó una larga conversación que me tuve que tragar de cabo a rabo. Cuando terminaron volví a empezar, pero al minuto, otra llamada; de nuevo descolgó y otra vez a esperar. A la tercera interrupción me fui a mi mesa. Esperé un rato y le llamé por teléfono.
- ¿Por qué te fuiste? - me preguntó.
- Era la única forma de asegurarme toda tu atención.
Estoy seguro que aquel tipo supo que yo estaba en lo cierto.
Que cierto y que poca gente lo comprende.
ResponderEliminarLlamadme antisocial o lo que queráis pero esque yo el móvil lo uso lo justo y me incomoda mucho cuando alguien (por costumbre) me llama porque está aburrido, para tirarse al teléfono 2 horas y contarme media vida. Si no me pillas en casa es porque estoy fuera haciendo cosas o con alguien y odio tener a una persona delante de mi y pendiente de que acabe de hablar media hora por el móvil.
Últimamente con esto del movil, el correo electrónico y el chat parece que debemso estar disponibles para todos las 24 horas del día y si por lo que sea no coges el teléfono o tardas en contestar el mail o tienes el messenger pero como yo, te vas del ordenador y lo dejas encendido durante horas, o simplemente te metes en el chat para tratar algo puntual con alguien (que es para lo que alguna vez lo he usado) y se te abren cien mil ventanas de personas que creen que su conversación es la única y la más importante y de las que pasas porque si no al final tienes cien mil conversaciones a la vez de las que no te enteras ni de la mitad, la gente se mosquea o empieza a pensar que la evitas etc etc...
Quiero tener mi derecho a la intimidad y a hacer lo que me de la gana!
Tienes más razón que un santo. Resulta paradójico que los teléfonos estén tan presentes en una época en que podríamos desentendernos de ellos sin perjudicar la comunicación; quiero decir: los telefonitos de ahora ofrecen múltiples posibilidades para conservar las llamadas, identificar al emisor, etc. etc. Los teléfonos de mi niñez eran más simples, no recordaban llamadas, no identificaban números... pero no les hacíamos ni la mitad de caso que ahora; si no llegabas a tiempo pensabas "Si es importante, quién sea, volverá a llamar".
ResponderEliminarYo tengo una forma de hacer ver a quien contesta una llamada que no está siendo demasiado educado. No le recrimino, le pregunto, cuando acaba de hablar, si todo va bien, como si la llamada me concerniese. Normalmente no te darán una explicación (gracias a dios), lo que te da ocasión de comentar "Ah, cosas tuyas... Vale, volvamos a lo nuestro". Si te lo vuelve a hacer, repites el proceso y comentas al final "Bueno, a ver si POR FIN nos podemos concentrar en lo nuestro" (si de paso miras el reloj, puedes reforzar la idea de que se está pasando dos pueblos).
Ah, y por una vez estoy de acuerdo en que es un buen anuncio el de la DGT.
Pufff, eso jode un huevo, cuando estás en un sitio y la que te atiende coge el teléfono y se tira la vida y tu mientras como un pasmarote de pie....
ResponderEliminarHay gente que se cree que cuando suena el teléfono le van a dar un premio o algo así.
Me acuerdo de un episodio de los simpsons cuando Homer tiene el marcador automático atascado y llama solo a Flanders y el lo coge siempre...
"
-ring, ring
- Hola holita!
- [marcador] Saludos!!... (cuelga)
- Ned, no cojas el teléfono!
- Pero Maude, podria ser mi madre!!"
Puagh!!!me fastidia como qué,...y no es sólo cosa de móviles,a mí me pone de los nervios que mi suegra o mi cuñá me cuelguen casi sin avisar cuando les suena, mientras hablan, el pitidito de aviso que hay alguien que quiere hablar con ellas...y no son precisamente ministras ni tienen el teléfono rojo en su poder,...el caso es que si yo las llamo,y están hablando con alguien,pasan...deben tener un sexto sentido para saber que soy yo,y como no llamo para cotillear ni para hablar de "males" ni cosas de ésas...para qué cogerlo...
ResponderEliminarNos estamos convirtiendo en unos malos educados,y lo peor es que nos justificamos,en lugar de disculparnos cuando metemos la pata...hemos olvidado cómo se agacha la cabeza,para ahora ser quien más levantá la lleve.
Pipi pipi pipi...
Uy! te dejo,que me llaman ;P
India...Y lo interesante que es hablar de los callos de otra
ResponderEliminarEs lo que dice Marta. Ahora es obligatorio estar todo el tiempo disponible. Si no coges una llamada después te lo echan en cara: ¡pero si te llamé!
ResponderEliminarY es verdad que a todos nos molesta que nos dejen en un segundo plano, ¿por qué entonces es tan frecuente? Tengamos un poquito en cuenta al prójimo, hermanos...
Alberto, en los Simpson, como en El Padrino, están todas las repuestas, ja, ja, ja.
Imagino que tu compi de departamento te cae bien, Malatesta, porque yo, en tu lugar, saco el sable y le atravieso la tráquea rápido y certero. O como diría Manu sánchez... "Fuerte y flojo!!!"
ResponderEliminarY te lo digo yo que estoy colgado del teléfono 25x7.
Por cierto, he mandado MALATESTA al 555 y me han enviado la siguiente canción:
http://www.youtube.com/watch?v=zWZsQB3S7ps
Te felicito!!
Por otro lado, India, quizás no sepas que hay teléfonos que permiten la restricción de llamadas entrantes a suegras y cuñás siesas...
ResponderEliminarA mí eso me aprece básico y elemental. Aunque tampoco me pareceapropiado colgar a nadie, yo lo tomo como si esa persona se hubiera cruzado conmigo por la calle. Hay veces que el teléfono es la única vía de comunicación. Así que sencillamente descuelgo, y digo que llame más tarde, a no ser que sea urgente.
ResponderEliminarLo que me parece de mala educación es ignorar por completo a la otra persona que ha hecho el esfuerzo de hablar contigo en persona.
En fin. Todo se basa en los modales.
Y muy buena su réplica al teléfono.
Saludos
Ja, ja, ja, no me digas que el politono no valen los 2 euros (más IVA) que cuesta.
ResponderEliminarBienvenida, Zadala. Por eso decía lo de colgar si consideramos que no molestará al que llama. Un saludo.