viernes, 30 de julio de 2010

Toy en el centro comercial

Últimamente las grandes superficies y los centros comerciales me ponen enfermo; físicamente enfermo. Supongo que será un tipo especial de agorafobia que estoy desarrollando, porque cada vez aguanto menos tiempo antes de querer salir por patas.
Lo tengo chungo, porque nuestra sociedad se parece cada vez más a la americana, donde prácticamente toda la vida social se hace en el “mall”. Lo cual lo veo muy “mall”, porque nuestra cultura, al menos en el sur, siempre ha sido de hacer vida en la calle.
Ahora no. Ahora para ir al cine hay que ir al centro comercial. Para comprar cualquier cosa, al centro comercial. Para comer, al centro comercial. Para pasear, al centro comercial. Valiente coñazo.
Como no hay más remedio que pasar de vez en cuando por el aro, he desarrollado una técnica de escape. Se trata de esperar en el coche mientras mi pareja compra. Para amenizar la espera me enchufo en el portátil un capítulo de la serie que esté viendo en ese momento. Esta técnica no funciona en verano, por motivos obvios. Comprensivos con la situación, algunos centros comerciales han creado una especie de “guarderías” para hombres, eufemísticamente llamadas “salas de descanso”. Allí me quedo como perro abandonado hasta que me recogen. Es bastante deprimente, pero mejor que esperar a la puerta de cada tienda en la que se pare mi chica, acompañado de otros individuos en la misma deplorable situación.
No sé que es lo que me ha causado esta fobia. Me gustaría pensar que es por odio al consumismo absurdo en el que estamos sumidos. Pero me temo que el motivo es mucho más banal.
Como dicen que la mejor terapia es reírse de uno mismo, he empezado por retomar la vieja costumbre de hacer un "Toy Malatesta", a ver si se me va pasando.


6 comentarios:

  1. Jajaja, muy buena la viñeta.

    Lo de los centros comerciales es deprimente. Más que americanos empezamos a parecer japoneses; necesitamos que otros nos diviertan, somos incapaces de encontrar opciones de ocio que no pasen por el consumismo desaforado, o su mera posibilidad. Lo que no tengo claro es que esto sea nuevo: hace poco le decía a mi mujer que se ha perdido la expresión "Me voy a mirar escaparates", muy frecuente antes. Quizá la única diferencia es que antes se salía más a mirar que a comprar; ahora, directamente, te vas "de compras".

    ResponderEliminar
  2. No es nuevo, pero antes al menos el paseo te lo dabas por la calle. Es cierto que cada vez hay más centros comerciales abiertos, pero la mayoría siguen siendo del tipo nave gigantesca que incluye gran superficie acompañada de cines y pequeñas tiendas y restaurantes.
    Los abiertos me agobian menos, aunque tampoco son santo de mi devoción :)

    ResponderEliminar
  3. Discrepo!!!
    Vale que los centros comerciales no molan nada... yo procuro evitarlos en parte porque me deprimen un poco, en parte por la gran cantidad de niñateo que abunda en ellos y en parte porque con mi extrema pobreza para qué voy a ir...a ver cosas que me gustan y no puedo comprar!?!? Pues para eso casi que no... pero lo cierto es que en ocasiones se hace necesario ir a ellos. Y cuando voy, a mi me gusta que la persona que me acompaña entre conmigo en las tiendas y me ayude como indecisa que soy. Eso de que se queden en la puerta esperando me da mucho, pero que mucho coraje!! Si vienes conmigo no es para quedarte luego fuera o en la sala descanso, no señor!!
    Eaa, tiron de orejas por no acompañar a tu chica a las tiendas :P

    ResponderEliminar
  4. Me sumo al tirón de orejas de illeR jijijijijijijijiji y eso que sé que de cuando en cuando me hacen la misma jugada,pero claro,en nuestro caso tenemos la excusa de "me quedo fuera en los cacharritos con los niños,para que mires tranquila..." ja!
    Cada día me gusta menos ir de compras,Malatesta...se nota en mi vestuario,lo sé jaaaaaaaaaaaajajajaja hacer las compras de víveres del mes me deja bastante harta de tiendas...
    Aachuchones...
    Pd.-a ver si Lunaria nos hace un post con lo que se pilló en la tiendecita de la viñeta,que tengo musho que aprender!

    ResponderEliminar
  5. A ver, me remito a la primera frase: ¡que me pongo malo de verdad! No solo no me gusta, es que empiezo a ponerme nervioso, mareado, me falta el aire... lo que es el principio de un ataque de pánico de toda la vida, vamos. Así que si me queréis tirar de las orejas, sea, pero no me vais a convencer. ¡Abajo el Carrefour y el IKEA! :(

    ResponderEliminar
  6. Nooooooooooooo el IKEA nooooooooo jaaaaaaaaaajajajajajjajaa es mi perdición,me lo notaron en la carilla de psicópata con la que entré la primera vez jijijijijijijijijijijiji

    ResponderEliminar