Dice el diccionario de la RAE que un boquete es la entrada estrecha a un lugar. En Cádiz también hay quien usa el término para referirse al típico bareto carpetovetónico, chiquitito y barato. Sitios donde, si no temes las estrecheces, aún puedes tomarte un botellín por 70 céntimos de euro.
La decoración de estos establecimientos los hace únicos. Repasar sus estanterías suele ser un viaje a la España preconstitucional. Recortes de periódicos de hace más de 40 años, transistores de válvulas de vacío, muñequitas legionarias y otros objetos de igual corte ambientan los locales.

En Cádiz capital es frecuente la combinación de ultramarinos con una pequeña barra adosada. El mismo tendero que te vende la sardina en arenque te puede servir un vino. Estos establecimientos suelen estar regentados por montañeses. Por cierto, que el tema de la inmigración cántabra en el valle del Guadalquivir en general y en Cádiz en particular merecería un artículo aparte. Iniciada con el repoblamiento cristiano tras la Reconquista, siguió consolidándose con el paso de los siglos y tuvo una importante incidencia en la demografía de la zona.
Como punto de partida de una posible ruta de boquetes, hoy os traigo un ejemplo típico de estos locales mixtos. El chico que lo regenta es joven, probablemente la tercera o cuarta generación de propietarios. Además del negocio, heredó una colección de relojes, cámaras fotográficas y otros objetos antiguos.
La decoración de estos establecimientos los hace únicos. Repasar sus estanterías suele ser un viaje a la España preconstitucional. Recortes de periódicos de hace más de 40 años, transistores de válvulas de vacío, muñequitas legionarias y otros objetos de igual corte ambientan los locales.

En Cádiz capital es frecuente la combinación de ultramarinos con una pequeña barra adosada. El mismo tendero que te vende la sardina en arenque te puede servir un vino. Estos establecimientos suelen estar regentados por montañeses. Por cierto, que el tema de la inmigración cántabra en el valle del Guadalquivir en general y en Cádiz en particular merecería un artículo aparte. Iniciada con el repoblamiento cristiano tras la Reconquista, siguió consolidándose con el paso de los siglos y tuvo una importante incidencia en la demografía de la zona.
Como punto de partida de una posible ruta de boquetes, hoy os traigo un ejemplo típico de estos locales mixtos. El chico que lo regenta es joven, probablemente la tercera o cuarta generación de propietarios. Además del negocio, heredó una colección de relojes, cámaras fotográficas y otros objetos antiguos.

Si pasáis por la zona, no dejéis de entrar a tomar un Gloria o un quinto. La experiencia puede ser, cuanto menos, curiosa.
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