Existe todo un apasionante área de las matemáticas denominada teoría de juegos. Nacida con la vista puesta en el estudio de la economía, tiene aplicaciones en muchos otros campos, desde la informática hasta la filosofía.
Un caso paradigmático dentro de esta teoría es el dilema del prisionero. Os lo resumo. Dos personas son acusadas de un crimen. Si los dos callan, los condenan a una pena de meses de prisión. Si los dos confiesan, los condenan a ambos a una pena de varios años. Por último, si uno decide traicionar al otro y éste calla, el traidor sale libre y el traicionado sufre cadena perpetua.
Se trata de un caso particular porque la estrategia de maximizar el beneficio, si los dos jugadores la aplican de la forma tradicional, da un resultado peor que si ambos deciden cooperar. En efecto, supongamos que pensamos que el otro nos va a traicionar. Siempre será mejor confesar, porque o bien salimos libres o sufriremos una pena de varios años, pero nunca la cadena perpetua. Sin embargo, si ambos cooperan y no se traicionan, sólo sufrirán una prisión corta.
Este dilema lo veo a diario en muchas situaciones relacionadas con el buen comportamiento ciudadano. Por ejemplo, conduciendo a la salida del trabajo. Hay un único carril de salida de Cádiz hacia el puente Carranza, pero otra vía de servicio se une a éste justo a la entrada del puente. Algunos avispados toman la vía de servicio y evitan el tráfico, pero al incorporarse en la boca del puente provocan frenazos en el carril principal y terminan creando un atasco monumental. Si más gente toma la vía de servicio, no se adelanta nada con la maniobra, y además la retención es mayor. Pero si nadie tomara la vía de servicio no habría tanto atasco, y todos sufriríamos sólo velocidad lenta, pero sin paradas.
Otro ejemplo son los aparcamientos de mi calle. Hay parterres para árboles cada poco, de tal forma que cada hueco de aparcamiento da para dos coches. Si aparcas de manera descuidada sólo cabe el tuyo, o dificultas mucho la maniobra de entrada o salida del otro. Si todos aparcáramos pegando el coche al extremo, el segundo coche entra y sale de maravilla. Éste es un ejemplo de lo que se denomina dilema del prisionero iterado, ya que da la oportunidad la próxima vez que aparcas a hacerlo bien o mal, castigando la conducta del otro. Lo habitual en estos casos es que se termine cooperando, porque los castigos hacen que la gente aprenda.
Estoy seguro que todos podríais poner más ejemplos de este tipo de situaciones. Yo siempre elijo ser el “prisionero cooperativo”, y creo que la mayoría de la gente hace lo mismo, pero por desgracia no todos somos así. El resultado habitual, hablando en la terminología del cuento, es que el hijo de puta que sólo piensa en sí mismo sale libre, y al resto nos toca la cadena perpetua. Hasta el día que me harte, que espero no llegue nunca, porque puede ser entonces cuando me pueda ver de verdad en un juzgado.
Holaa..
ResponderEliminarBueno espero que disfrutes del premio otorgado en el día de la fecha...
Cambiando de tema, por aca pasa lo mismo y creo que pasa lo mismo en varios lugares del lmundo el tema de la carretera o autopistas... ejemplo típico del veranos,, cuando salimos para la Costa Atlantica Argentina. Todos desesperados por llegar.. que sentido tiene apurarse si al final al cabo vas a llegar = no?.. esta el tipico inconciente que se manda por la banquina claro del lado derecho... hasta que en un momento llega el puente y ahi nos caga la vida a todos se atraza y él como si nada se introduce.
Un Abrazo!
¿Y si se hubiesen puesto de acuerdo para sobornar al jurado?
ResponderEliminarDios mío, me has recordado mis apuntes de economía. Me has recordado que he prometido que este año me vuelvo a matricular...
ResponderEliminar¿De verdad que no te interesa la docencia? Porque viendo como lo has explicado, me parece que la macro se me iba a atragantar un poquito menos...
Besines guapísimo.
Caro, gracias de nuevo por mencionarme en tu blog. Disculpa que no continúe el meme, pero algún día explicaré porqué nunca lo hago. Como suponía, "prisioneros traidores" los hay hasta en el Cono Sur.
ResponderEliminarIsmo, hasta para eso hay que confiar en el otro, y la esencia del juego es que nadie se fía de nadie.
Gracias Ana, muchos me lo han dicho y a todos les digo lo mismo: para eso hay que gustarle a uno, y a mí me cansa bastante. Por cierto, has hecho muy mal publicando tu promesa. A partir de ahora te daré la coña hasta que no te matricules.
Hablando de comportamiento ciudadano, el otro día leí una noticia sobre atropellos a peatones. El columnista echaba la culpa sobre todo a éstos últimos, y no le falta parte de razón. Pero es que esta mañana he atravesado dos pasos de peatones camino del trabajo ¡y casi me atropellan en ambos! Los conductores han tenido tiempo más que suficiente para verme y parar, y han decidido seguir sin hacer caso. Menos mal que no me fío de nadie y he reculado a tiempo. Como no me han podido escuchar desde dentro de sus vehículos, aquí me voy a desahogar. ¡Hijos de perraaaaaaaa!
Yo los tres atropellos que conozco ninguno fueron culpa del peatón: en pasos de peatones y semáforos. Dos con lesiones (uno de ellos mi padre) y el tercero con muerte.
ResponderEliminarEstá claro que los peatones también tenemos muchas veces la culpa. Yo misma cruzo la calle todos los días por donde no debo y algunas veces casi a volapié.
Entono el mea culpa y haré propósito de enmienda de ser prisionera cooperativa ;)
PD.: Se acepta la coña para que me matricule a cambio de unas clasecitas particulares ;)
Besines.
UF!! me ponen negra los que aparcan ocupando dos sitios en el aparcamiento del Hospital, así para que no le rayen el coche al salir...Sabiendo que hace siglos que se quedó pequeño para tantos coches y que casi siempre llegas con prisas...es pa "matah´los", me entran ganas de pillar un soplete y recordarle en el capot lo capullo que es.
ResponderEliminarEso y l@s viej@s que se cuelan en todos laos es lo que menos soporto.
Los peatones son unos cabestros y los coches también, los pasos de cebra y las líneas del asfalto son elementos ornamentales, las aceras bajas no son para incapacitados o madres/padres con carrito, sino un hueco de parking extra (aunque el resto no estén al colmo de ocupación), los arcenes de la carretera sirven para pasear,...
ResponderEliminarSi hablamos de peatones y bicis, la cosa es de risa. Vas por un carril bici, encuentras a un peatón, pides paso... y es bastante normal que te suelte un improperio. Si por culpa de un peatón te caes de la bici y te descalabras, nadie te indemnizará con un puto duro pero, si pillas a alguien, es probable que te denuncien y acabes pagando por las lesiones que el peatón se causó por su propia culpa.
En cuanto a lo de comprar al jurado ¿No sería más efectivo que callar los dos? Saldrían sin pena, y no exige mayor confianza que el otro caso. Ambos colaborarían y, de esa colaboración, obtendrían el máximo beneficio; la teoría de los juegos se vería confirmada: la colaboración cunde, y cundirá más si acertamos en qué colaboramos, pues las opciones de colaboración son varias... ¿? Pregunto.
Yedra, de vez en cuando me entran ganas de coger una llave y hacerle un buen rayón al coche de alguno de esos desgraciados. Hasta ahora me he contenido, pero no prometo nada.
ResponderEliminarIsmo, algunos ciclistas también tienen delito (yo también lo soy a veces, que conste). En Cádiz muchas veces van por la acera, librándose del tráfico rodado pero poniendo en peligro a los peatones. Una vez uno por poco no me tira a la playa de Sta. Mª del Mar (y son 10 ó 15 metros de altura desde el paseo a la playa).
De acuerdo, comprar al jurado también vale...
Buah... no tocaba el dilema del prisionero desde primero de la Uni. Que tiempos...
ResponderEliminarYo también suelo ser el prisionero cooperante. Al menos oficialmente...
Un abrazo y cuidate!
Buenas
ResponderEliminarEs llamativo como el dilema del prisionero se aplica a varios campos entre ellos al de la Biología.
Os dire que en ese campo generalmente salen ganando a largo plazo las estrategias cooperativas, por que las otras suelen extingirse. Suelen referirse a las estrategias de simbiosis entre dos formas vivas y como estas evolucionan de un parasitismo al mutualismo.
Saludos