sábado, 13 de junio de 2009

Carne de gym (II)

os habituales de este blog ya sabéis que desde hace un par de años soy carne de gym.
Todo empezó por puro aburrimiento. Llevaba unos meses de funcionario, y tenía que ocupar de alguna forma el abundante tiempo libre vespertino que ese tipo de ocupaciones ofrece. El primer año estuve haciendo un poco el canelo, como decimos aquí. Pero desde el verano pasado decidí tomármelo más en serio y comencé una rutina de pesas de dos días semanales que he estado cumpliendo a raja tabla.
Pues bien; el pasado jueves nos reunimos unos cuantos amigos para jugar al voley playa en la Victoria. Una vez en la arena, con el sol dando de plano, llegó el momento de quitarse las camisetas. Los hombres también somos algo marujas, así que con miradas furtivas fuimos comparando masas musculares y grasientas. Puedo presumir que esta primera batalla no declarada la gané de calle. He de admitir que mis competidores, además de no pisar un gimnasio ni por error me sobrepasaban en edad, así que fue fácil. Todo el sacrificio ha valido la pena, pensé.

Ahí debió quedarse la cosa, y el que os escribe sería un hombre feliz y satisfecho de sí mismo. Pero no, tuvimos que acercarnos a la orilla para darnos un baño. A medida que nos mezclábamos con la plebe que inundaba la playa, empecé a darme cuenta de que mi físico si destacaba en algo era por su tono, que una dependienta de tienda de bodas no dudaría en calificar de blanco roto. Y es que toda la chavalería con la que nos cruzábamos no sólo tenía tanto músculo como yo o más, sino que adolecía de esos flotadores laterales y frontales que los varones maduritos traemos de serie en toda la gama, plan 2000E incluido. Ah, las mollas, esas protuberancias carnosas que algunos llaman el cinturón de la felicidad, otros barriguita cervecera, y los cirujanos plásticos chalé en Formentera. Llegados a los treinta y tantos, ni tres meses en la isla de los famosos solo comiendo lapas te libraría de ellas. Seguro que yo volvería hecho un espíritu, pero un espíritu molloso.

A lo que iba. Está claro que los chavales de hoy en día no tienen otra cosa que hacer que press banca y abdominales, aparte de jugar a la Play. Precisamente ahora, que me da a mí por cultivar el cuerpo. No es justo.Recuerdo que cuando adolescente los únicos que iban al gimnasio eran los que tenían algún tipo de complejo. Los bajitos, los tímidos y los fans de Stallone. El resto nos dedicábamos al futbito y al llegar a la Universidad, a estudiar. En la playa nos dividíamos entre los enclenques y los gorditos. Gorditos siempre ha habido y siempre los habrá. Los únicos músculos que todos teníamos desarrollados eran los del brazo de cascársela, con perdón.
Tenía que haberlo previsto. Siempre la feria de mi pueblo ha sido el lugar dónde reencontrarte con los conocidos y amigos que no ves salvo en este tipo de eventos. Este año cada vez que saludaba a alguien y Lunaria me preguntaba que de qué lo conocía, yo respondía: del gimnasio. Medio Puerto Real está en el gimnasio municipal. Qué pueblo más saludable, coño.
Así que ando dándole vueltas al tema de abandonar las pesas, y aprovechar ese tiempo para una actividad que me reporte mayores réditos personales. Por ejemplo hacer un Doctorado en Fisiología de la Siesta. Ya tengo avanzada la fase experimental, pero podría ampliar el estudio con diferentes franjas horarias, duración, lugares, condiciones higrométricas, etc. Os mantendré informados de los resultados.

5 comentarios:

  1. MALATESTA YO TAMBIEN SOY CARNE DEL GIMNASIO SI HASTA TENGO CARDENALES EN LAS CACHAS DEL CULO DE TANTO BIKE EXPRESS QUE SIQUE ESTA DURO EL SILLIN PERO ESO NOS PASA POR SER FUNCIONARIOS Y TREINTAÑEROS

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  2. Quién pudiera ser carne de gym...joío!

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  3. jajaja!Yo hace tiempo que desistí ser carne de gym, falta de tiempo, cansancio después de una día de curro y luego turno de niño pero sobre todo falta de voluntad y no se, quizá con los años y las nuevas obligaciones las prioridades cambian y el físico creo que ya no ocupa un lugar tan importante.

    Que estamos vagos vamos...

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  4. Tú carne de Gym y yo carne en salsa. JUass. A ver que me refiero a las clases de salsa que nos vamos a apuntar hombre!

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  5. Vaya justo leo esto cuando me estoy considerando meterme en un gimnasio por primera vez en mi vida, que ya veo acercarse a la temida treintena y me esta afectando!!!!

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