Anochece. Vuelvo a casa después de un pesado día de trabajo. Al subir el puente Carranza, el fuerte viento de levante juega con mi moto y conmigo. Por el rabillo del ojo vislumbro una gaviota que está suspendida a mi derecha, a solo un par de metros. Aprovecha el reflujo que sube por el lateral del puente para viajar sin esfuerzo al otro lado de la bahía. Vuela lateralmente, de cara al viento.
Va con mi misma dirección y velocidad, así que viajamos juntos. Durante unos segundos me parece que volara con ella. Al cabo, cambia bruscamente de trayectoria y desaparece de mi vista.
Bajo el puente con ánimos renovados, pero dura poco. Tras un par de curvas veo en la cuneta otra gaviota, probablemente recién golpeada por un coche.
La metáfora es tan obvia que me ensombrece al instante. La aparto inmediatamente de mi mente. Al poco llego a la entrada de la autopista. Abro gas y vuelo sin esfuerzo, de cara al viento.
Foto: Luis Ángel Martinez
Sí sí, reconozco que te ha quedado muy bonito, pero no abras tanto gas que ya sabes que me descompuse con lo que me contaste el otro día.
ResponderEliminarBesitos mi motero salsero que no bachatero.
Bonita entrada. Me has traido a la cabeza una canción de Paul Weller, Fly Little Bird.
ResponderEliminarQue bonito y que triste al mismo tiempo : S
ResponderEliminarLunaria, ya empiezo a cogerle el gustillo a la bachata. Es tan guarrona... ja, ja, ja.
ResponderEliminarGracias ismo. He buscado la canción en youtube y la verdad es que mola.
Gracias illeR, tal y como pasó lo conté.
Debió ser un momento mágico, claro que el impacto posterior...paradójico! Saludos!
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