Como casi todos los españoles de mi generación, fui educado dentro del cristianismo. De pequeño aceptas las cosas que te enseñan sin cuestionarlas, ya sea la composición del sistema solar o la fe en otra vida. No recuerdo muy bien a qué edad empecé a pensar por mí mismo, pero sí lo que lo motivó: la parábola del hijo pródigo.
No sé si la recordaréis. El hijo “malo” dilapida su parte de la herencia mientras el “bueno” se queda ayudando al padre. Cuando el “malo” vuelve con las orejas gachas, el padre lo agasaja, lo cual irrita a su hermano. El padre lo justifica con la lapidaria frase: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado." Lucas, 15, 1-3.11-32.
A mí aquello no me cuadraba. La enseñanza que yo sacaba de la historia era que convenía ser malo y arrepentirse a tiempo. Si eras bueno te tocaba currar como un negro y encima no hacían fiestas en tu honor. El que se tratase de una metáfora sobre el arrepentimiento de los pecadores fue lo que me incitó a preguntarme, por vez primera, si tenía sentido todo aquello que me estaban contando.
Es curioso. Ahora, cuestiones religiosas aparte, hubiera dado por buena la reacción del padre. Al parecer, el natural egoísmo de mi niñez me ayudó a madurar como persona.
A mí me daba penilla el pobre hermano bueno, que se quedaba con cara de nada viendo la fiestaca que le hacían al hermano...
ResponderEliminarCuestiones morales y moralejas aparte, lo curioso es cómo se ha vaciado de su significado la palabra 'pródigo' y ha tomado el de alguien que vuelve a casa, alguien desaparecido o a quien se le echa de menos..
Besines :)
Pues a mi sigue sin parecerme del todo correcta la actitud del padre. No me parece mal que celebre el regreso del hijo perdido, pero si el que se quedo se sentía así ante la vuelta del hermano es porque el padre no le demostraba su felicidad y alegría porque el estuviese a su lado.
ResponderEliminarSupongo que a todos nos ha rechinado alguna de esas parábolas. A mí me chirriaba aquello de "Déjalo todo y sígueme" y, ale, a hacer apostolado mientras tu familia no sabe si te han secuestrado los fariseos o te has despeñado por una barranco...
ResponderEliminarEn todo caso, lo que me hizo ser un descreído no fueron las parábolas moralizantes, que son bastante decentitas y bienintencionadas. Lo que a mí me abrumaba era el Espíritu Santo; podía encajar al Padre y al Hijo, pero la paloma no conseguía meterla ni con calzador.
UFF las parábolas!! algún niño del mundo las entendia?? Siempre parecían historietas un poco sin pies ni cabeza.En la multiplicación de los panes y los peces yo siempre pensaba: Pero.. ¿peces?? Ya que el hombre tiene poderes, podía haber multiplicado el jamón, o el cordero (se nota que no me gustaba nada el pescado).
ResponderEliminarLa del hijo pródigo es difícil de entender no solo de niño, sino de adulto. A ver a quién le explicas que al bueno no le hacen fiestas, porque ya tenía su premio, que era precisamente trabajar!!! Bueno, hoy en día eso sí que es un premio, qué digo premio, el gordo de navidad, el cuponazo, el auromillón y el rosoco de Pasapalabra to junto!!!
El rosoco, el rosoco, ´quería decir el ROSCO, jajaja. Yo sí que estoy pasada de Rosca! jajajja
ResponderEliminarY el auromillón, no tiene nada que ver con mi nombre. Millones de Auros habremos en el mundo,sin duda, pero me refería al Euromillón.
Hechas estas aclaraciones, abandono por hoy la guarida.
Au revoire!!
Ana, también pródigo ha quedado como "rico". ¿Por qué será?
ResponderEliminarilleR, muy correcta del todo no es, porque al otro pobre no le dejaba celebrar fiestorros.
ismo, pero es que ya lo dijo el ángel a algún santo: "Antes cabrá todo el océano en el cubo de ese pequeño niño que tú comprendas la Santísima Trinidad". Con eso se justifica todo, hombre.
Lovely, ya se te escapó una pista para conocer tu nombre real. ¡Y vienes de la tierra de los Aurones!
Pues yo no debo haber madurado mucho cuando me parece fatal la postura del padre. Lo entiendo, que un hijo vuelva arrepentido por sus derroches siempre es una alegría, pero al "bueno" que es el que se merecía lo honores en el olvido y sin fiesta. No,no, eso no tá ná bien. Y me río con eso de que "hijo mío, todo lo mio es tuyo,y siempre estás conmigo" (de bueno que era hasta tonto), amos, amos. Está claro que para el padre los dos hijos no eran iguales, uno explotao a currar y el otro viva la vida y con fiesta.
ResponderEliminarLo dicho, no he madurao, pero me alegro de ello, jejeje.