La última categoría de trabajos de este año que voy a compartir son las caricaturas, de las que han caído unas cuantas. Le estoy cogiendo el gusto a este tipo de dibujos. Aunque cada vez son menos caricaturescos, la verdad. Deformar los rasgos es más difícil de lo que parece.
El primer representado es Jesús, nuestro entrenador de voley. No es que sea tan duro, pero por la chanza lo he disfrazado de cómitre, el que azotaba a los galeotes en las flotas romanas. Para su outfit me busqué las escenas en las galeras de Ben-Hur.
El segundo personaje es otro compi del voley, Fabi. Es mejicano, de ahí la bandera. Por lo demás me he limitado a dibujarlo con su ya de por sí cómico casco para el monopatín.
Vero es una compi del voley, y profe de arte en un instituto. En su caricatura la dibujé pintando un Ave Fénix (concretamente Fawkes un personaje de Harry Potter). Lo copié de una de las pinturas que tiene en su Instagram. Me pareció muy apropiado, por lo que simboliza.
Julia es otra compi del voley. Es una chica muy dulce, ilustradora profesional, especializada en libros infantiles. Tiene un estilo muy característico, con texturas de color muy trabajadas. La dedicatoria que le puse detrás del dibujo dice: “Nunca sueltes la mano de tu niña interior". Y es que la pequeña que he dibujado en sus brazos es uno de sus personajes, con el que se representa a ella misma de niña.
Esta otra caricatura fue un encargo para una jubilación. Pedí fotos e información del homenajeado, y según me dijeron gustó mucho.
La última caricatura de este año ha sido para unos compañeros de trabajo a los que tengo mucho cariño, Mila y Pepe. Los he dibujado en compañía de su perrete.
Y bueno, esto es lo que ha dado 2025 en lo que se refiere a arte. Algún quedan un par de semanas, y algún dibujo caerá, pero ya eso se verá el año que viene. Felices fiestas a todo el que se pase por aquí.
Vamos acabando la recopilación de trabajos de este año. Aquí os dejo los pocos bocetos que he hecho.
Empezamos por este pequeño boceto en guache. Está hecho a partir de una foto que tomé de la puntilla del muelle de Puerto Real con marea baja.
El siguiente boceto lo hice en compañía de Totito, en nuestra escapada de julio a Dublín. Lo pasamos muy bien allí, sobre todo disfrutando del ambiente musical y el buen rollo que da la ciudad y sus habitantes. Dio tiempo a todo, incluido un rato para dibujar. Tinta y rotuladores sobre papel craft.
Todas las vacaciones de verano, reservo una mañana de arte con Totito. Este año me propuso el parque Celestino Mutis, en Cádiz. Al final ambos optamos por bocetear las grúas de la dársena de Astilleros. Buen ratito, como siempre, salvo por una mosca porculera que me la dio mortal!
La renacida Peña Cadista de Puerto Real organizó del 22 de abril al 3 de mayo su primera Semana Cultural. Como parte del programa, nos pidieron a La Máquina Creativa que participáramos con una pequeña exposición. Como nos apuntamos ocho, latitulamos "8 artistas, 8 pasiones cadistas". Lo cual no deja de tener gracia, ya que en lo que mi relación con el Cádiz CF es muy antigua, pero todo lo contrario a apasionada.
Me hice cadista en el instituto. Por aquella época había muy pocos aficionados al Cádiz en Puerto Real. La mayoría de mis compañeros de clase eran del Madrid o del Barcelona. Como a mí nunca me ha interesado lo más mínimo el fútbol espectáculo, decía que era del Cádiz para que me dejaran en paz. Luego conocí a amigos que sí eran cadistas de verdad y con ellos fui muchas veces al Carranza (ahora Nuevo Mirandilla), pero siempre por la compañía, no por el fútbol. Todo esto no lo dije en la Peña, claro.
Para la exposición dibujé esta pequeña viñeta, que a pesar de su irreverencia hacia el máximo icono del cadismo, cayó en gracia. En la presentación expliqué porqué dibujé a Mágico dando patatitas a una naranja. Un compañero de trabajo me contó una vez que lo vio hablando por teléfono dentro de una cabina, y estuvo un buen rato haciendo eso mismo, sin que se le cayera en ningún momento la fruta. Genio y figura.
La viñeta en sí no puede ser mas sencilla, al estilo de uno de mis dibujantes favoritos: Francisco Ibáñez, el creador de Mortadelo y Filemón.
Con esta ilustración participé en octubre de este año en el proyecto de La máquina creativa "Arte y cocina intergeneracional". El proyecto consistió en poner en comunicación a abuelas y abuelos con sus nietos, reunir a través de los niños las recetas tradicionales de la zona y recopilarlas en un libro/catálogo.
Yo elegí la receta del cazón en sobreusa, y dado que se trataba de un proyecto en el que participaban niños, le he querido dar un toque infantil y juguetón a la ilustración. Probablemente mucha gente no sepa que el cazón es una especie de escualo. Aquí lo representado cocinando a un congénere, a lo Aníbal Lecter.
El cuadro está pintado con acrílicos, y algunas partes, como las algas, con los rotuladores acrílicos de los que hablé en una entrada anterior.
Con esta obra participé en el proyecto de La Máquina Creativa "Palabras Tiñosas", que tuvo lugar durante la Feria del Libro de Puerto Real de 2025.
La idea del proyecto era ilustrar localismos, es decir, palabras cuyo significado es entendido solo por la gente del lugar. En nuestro caso, Puerto Real y su entorno.
Escogí ajogaílla, que es una forma derivada de "ahogadilla". Para la referencia, tuve la ayuda de mi amigo Totito, con el que me fui a la piscina municipal cámara sumergible en mano. Por cierto, que el cuadro se lo he regalado a él.
He usado mis óleos al agua, y aunque no acabé muy contento, la verdad es que el cuadro gustó mucho a mis amigos y conocidos.
Inspiración en Cadena es el proyecto perfecto para salirse de la zona de confort. Es lo que siempre digo, y casi siempre llevo a efecto. Este año desde luego ha sido así. Es el primer año que me atrevo con una fotografía. Os dejo como siempre el texto que acompaña a la obra.
Recibo de Saly una imagen en blanco y negro que representa un círculo formado por árboles sobre un fondo claro. De inmediato se me viene a la mente mis paseos en las Canteras y en la pinaleta de Derqui, y cómo a veces me he quedado embobado mirando las copas de los pinos desde abajo. Así que cámara en mano, me dispuse a dar una vuelta por los pinares cercanos a mi casa. Escogí un día nublado, para conseguir ese fondo claro y esa apariencia de blanco y negro, aunque la foto sea en realidad en color. Si el círculo representa la unidad, mi fotografía representa la individualidad. Las copas de los pinos casi se tocan, pero no llegan a hacerlo. Es lo que se ha venido en llamar "la timidez de los árboles", un fenómeno para el que hay varias hipótesis, como la prevención de la propagación de enfermedades.
Este año cartel y catálogo han sido también obra mía. Me compré unos rotuladores acrílicos de la marca Arrtx y ya les he dado más uso del que pensé en un principio. Este cartel es prueba de ello.
"- Ya conoce usted la frase - dijo Gisors -: Se necesitan nueve meses para hacer un hombre, y sólo un día para matarlo. Lo hemos sabido tanto como puede saberse, el uno y el otro... May, escúcheme, ¡no se necesitan nueve meses, se necesitan cincuenta años para hacer un hombre; cincuenta años de sacrificio, de voluntad, de... tantas cosas! Y cuando ese hombre está hecho, cuando ya no queda en él nada de la infancia ni de la adolescencia, cuando verdaderamente es un hombre, no sirve más que para morir.
Ella le miraba, aterrada; él contemplaba las nubes.".
A. Malraux, La condición humana
La cita de arriba la leí cuando tenía 16 años, en el libro de filosofía de 3º de B.U.P. Hay citas que te marcan, y esta es una de las que me han marcado a mí. No importa que se tratara de una novela, ni siquiera saber si el autor defendía lo que su personaje dice en ella. A mi yo de 16 años le pareció una verdad absoluta; tanto, que ha resonado en el fondo de mi cerebro desde entonces: "[…] se necesitan cincuenta años para hacer un hombre [...] Y cuando ese hombre está hecho, [...] no sirve más que para morir."
La novela la devoré más que leí, el año pasado, y me conmovió. Ambientada en Shanghái en 1927, durante la guerra civil china, toca varios temas esenciales: el amor, la soledad, la dignidad, la muerte...
Bien, ha llegado ese momento. Y las certezas de la juventud se han ido volviendo dudas. ¿Son necesarios 50 años para hacer una persona? O peor aún, ¿está finalizada, al llegar a la madurez? Vuelvo la vista atrás, y veo que no soy la misma persona que hace 30, 20, 10, ni siquiera 5 años. En lo esencial, quizás; pero mi forma de ser y mi punto de vista sobre la vida, las relaciones personales e incluso sobre mí mismo ha variado bastante. Y creo que seguirá haciéndolo.
No, creo que nunca dejamos de hacernos. Incluso podemos retroceder; deshacernos de alguna forma, para seguir construyendo más adelante. Y eso me da esperanza. Porque entonces tampoco creo que no sirva más que para morir.
En noviembre hicimos la subida al Tajo Algarín y Las Grañas (o Las Grajas), en El Gastor.
La ruta es muy chula, con unas vistas estupendas desde ambos picos. En el camino, además, se puede visitar el Dolmen del Gigante. La parte negativa la tuve con la rodilla izquierda, que me estuvo molestando buena parte del camino.
He elegido pintar la vista desde Las Grañas, hacia el embalse de Zahara. El pueblecito a la izquierda es precisamente Zahara de la Sierra, y el de la derecha, Olvera.
Hoy os traigo otras dos caricaturas realizadas a finales del año pasado.
La primera está dedicada a mi amiga Cris. Cris es una chica dulce, simpática y muy deportista. La he representado con sus aficiones más señeras: el vóley, el padel, las carreras de obstáculos y los juegos de mesa. La conozco desde hace tiempo porque comparto con ella las dos primeras aficiones.
La segunda caricatura representa a mi amiga Carmen junto a su esposo, Paco. Carmen ha sido mi amiga desde que entré en mi actual empresa, allá por 2006. Se acaba de prejubilar, y con tal motivo le he regalado esta caricatura, para que me recuerde siempre con una sonrisa. Paco tiene cierto parecido a George R.R. Martin, circunstancia que he aprovechado para vestirlo como el escritor, y a ella, como Daenerys Targaryen, o algo así. Aunque espero seguir viéndola de vez en cuando, la voy a echar mucho de menos en el día a día del trabajo.
Kitty es la gata de mi hermana. Es una gatita joven, muy confiada y cariñosa. Hace unos meses pensé que quizás a mi hermana le gustaría tener un cuadro de ella. Le daría la sorpresa el día de Reyes.
El problema es que yo no tenía ninguna foto de referencia. Le pedí a mi sobrino que me mandara algunas. Ninguna me gustaba, pero al menos una de ellas no estaba del todo mal, aunque estuviera tomada desde muy cerca y deformase un poco la figura. Con eso tendría que trabajar.
Lo primero era sustituirle el fondo anodino que tenía la foto original por otro más interesante. Opté por un fondo abstracto con manchas cálidas, que pinté con acrílicos. Me costó dar con una textura que me gustara, pero al final es con lo que más contento he quedado.
La gatita la pinté encima de ese fondo, con óleos al agua. La he colocado encima de la mantita en la que aparece en la foto. Tuve que inventarme la parte inferior, que estaba cortada en la foto original. En lugar de terminar hasta el borde, he difuminado la manta en dos de las direcciones. No sé si he conseguido el efecto deseado, o parece que va volando en una alfombra mágica, como me ha dicho mi otro sobrino, jajaja.
La cosa es que conseguí dar la sorpresa y a mi hermana le ha gustado el cuadro, que eran mis dos intenciones principales. Así que otro éxito a mi carrera. ¡A este paso me voy a convertir en el pintor de los gatos!