Hoy se cumple un año de la firma del acuerdo que cerró definitivamente las puertas de Delphi en Puerto Real. La fecha es simbólica, ya que el cierre viene de antes. El anuncio por parte de la empresa de su intención de terminar sus actividades se hizo público en febrero de 2007, pero la decisión se tomó mucho tiempo atrás, seguramente con uno o dos años de antelación. Aunque nadie quería creerlo, las pistas de lo que estaba por venir eran cada vez más claras: proyectos que no se cogían, máquinas que se trasladaban a Polonia, y en general una sensación de abandono que entre otras cosas impulsó al que suscribe a abandonar el barco antes de que sonaran las alarmas.
Las manifestaciones en defensa del empleo de los más de 1500 trabajadores de la fábrica de componentes de automoción tuvieron su recompensa en forma de un plan de formación y una promesa de recolocación. Los trabajadores cobraron su finiquito y se resignaron ante el inevitable cierre. Aquí no había una administración a la que presionar con la opinión pública, sino una empresa privada, de capital americano, que ya había dicho a las claras que se iba sin posibilidad de negociación.
¿Cuál es la realidad un año después? Los trabajadores viven una doble situación. Por un lado son parados privilegiados, en el sentido de que están recibiendo unas “becas de formación” que complementan el paro a cambio de su asistencia a los cursos. También tienen “un papel firmado”, el acuerdo de cierre firmado también por la administración autonómica en el que se dice que serán recolocados. Pero por otro lado, las empresas que se prometían siguen siendo eso, una promesa. El paro se consume, y muchos ya empiezan a dudar que dichas empresas estén instaladas a tiempo antes de que se les acabe. Además, algunas de las que están previstas han anunciado que los ex-trabajadores de Delphi no se ajustan al perfil que necesitan.
Aunque cada caso es diferente, a la tragedia económica para la zona se suma la tragedia personal de los que se saben útiles, pero están atrapados entre la promesa de recolocación y la dificultad para encontrar empleos de calidad.
La fábrica sigue donde mismo. Cerrada, salvo para los pocos trabajadores que aún están bajo la nómina de Delphi en las labores de cierre. Se me parte el alma cuando paso por la carretera e imagino la desolación que debe imperar en esas naves enormes, antaño un hervidero de actividad. Cuánto esfuerzo, cuánta tecnología, cuánto conocimiento desperdiciado. Profesionales como la copa de un pino, verdaderos especialistas en su materia, que van a ser prematuramente jubilados, expatriados o desviados a otros campos de menor necesidad de cualificación. Cuántos puestos de trabajo de calidad perdidos.
Una verdadera tragedia que aún no ha terminado.
¿Cuál es la realidad un año después? Los trabajadores viven una doble situación. Por un lado son parados privilegiados, en el sentido de que están recibiendo unas “becas de formación” que complementan el paro a cambio de su asistencia a los cursos. También tienen “un papel firmado”, el acuerdo de cierre firmado también por la administración autonómica en el que se dice que serán recolocados. Pero por otro lado, las empresas que se prometían siguen siendo eso, una promesa. El paro se consume, y muchos ya empiezan a dudar que dichas empresas estén instaladas a tiempo antes de que se les acabe. Además, algunas de las que están previstas han anunciado que los ex-trabajadores de Delphi no se ajustan al perfil que necesitan.
Aunque cada caso es diferente, a la tragedia económica para la zona se suma la tragedia personal de los que se saben útiles, pero están atrapados entre la promesa de recolocación y la dificultad para encontrar empleos de calidad.
La fábrica sigue donde mismo. Cerrada, salvo para los pocos trabajadores que aún están bajo la nómina de Delphi en las labores de cierre. Se me parte el alma cuando paso por la carretera e imagino la desolación que debe imperar en esas naves enormes, antaño un hervidero de actividad. Cuánto esfuerzo, cuánta tecnología, cuánto conocimiento desperdiciado. Profesionales como la copa de un pino, verdaderos especialistas en su materia, que van a ser prematuramente jubilados, expatriados o desviados a otros campos de menor necesidad de cualificación. Cuántos puestos de trabajo de calidad perdidos.
Una verdadera tragedia que aún no ha terminado.
Me alegra que tú tuvieras una opción alternativa y la tomaras. Me alegra muchísimo,de veras.
ResponderEliminarMe gusta leer el respeto con el que hablas de lo sucedido,cosa no muy común,la verdad,...lo que más se oye es lo de privilegiados,que lo son en cierto modo,sí...pero había otro sector,ya que se empeñan en separarlos,y son los eventuales trabajadores de la firma desde 1994,excluídos inicialmente del proceso de recolocación,porque,evidentemente,en el momento de declarar el cierre no estaban trabajando en la fábrica!los echaron días antes,claro,no declaras cierre por falta de actividad,etc y tienes contratados por motivos de producción...Ahora están en el plan de recolocación,sí.A mi pareja el paro de su otro trabajo se le acabó hace meses,la ayuda y la "beca" son sus ingresos...fue difícil decidir qué hacer,cuando venía el segundo chiquitín en camino ya,y es difícil no desesperar y mantener la espera
nza de no estar equivocándonos al continuar los cursos,...es muy difícil creer en esto,la verdad,...Yo que he sido muy crítica con él,que he querido convencerle de mirar hacia otros lugares,me costaba entenderle,lo reconozco,supongo que porque no tengo tanto arraigo,...pero le respeto y apoyo en sus decisiones, que vivimos ambos y los niños,...y es difícil,repito,creer...más para mí que para él,que espera de veras no equivocarse esta vez.
Me alegro de veras por ti,Malatesta.Me alegra que supieras salir cuando aún había salida.
Besotes!!!!
India, siento mucho tu familia sea una de tantas afectadas por el cierre de la planta. Como decía, cada caso es un mundo. Hay a quien la jugada le ha salido bien, y aparte del finiquito se han podido prejubilar. Están, aunque pocos, los que han conseguido trabajo ya. Hay otros cuyas parejas trabajan y pueden permitirse la espera. Pero también están padres de familia con un sólo sueldo, demasiado jóvenes para jubilarse pero tampoco ya unos chavales. Como digo, hay de todo.
ResponderEliminarEs difícil saber si se equivocan los que esperan o no. Ojalá para todos haya trabajo pronto, así como para tantos otros parados de la zona, vengan de Delphi o no.
Por cierto, si tu marido trabajó en la planta 41, pregúntale si recuerda al ingeniero de las Chiron. Un beso.
Suena a "Divide y vencerás". Hace un año todos los trabajadores tenían un objetivo común, que era conservar su trabajo. Hoy el "proceso de recolocación" ha conseguido que cada cual tenga sus propios objetivos. La unidad está rota y los trabajadores son un hueso fácil de roer. Sálvese quien pueda? A los sindicatos les parece bien?
ResponderEliminarMalos tiempos soplan, y parece que mas fichas como Delphi caerçan.
ResponderEliminarCrucemos los dedos, tovarich Malatesta.
Ismo, es cierto que la unidad de los trabajadores está rota. Empezando porque ya ni siquiera son trabajadores de una misma empresa, porque ésta ya no existe.
ResponderEliminarEn general los sindicatos mandan señales de tranquilidad, de que todo va según el plan previsto. Pero no sé yo...
Así es, Herr Flashman, Delphi no ha sido la primera ni será la última multinacional que se vaya al este. Saludos.
Coño macho, me alegro de que recuerdes este caso. Me preguntaba yo que sería de aquello, como de tantos casos que van desapareciendo cuando dejan de ser "noticia".
ResponderEliminarDe que no fuera noticia se encargaron los sindicatos para tratar de hacer verdad lo de "obrero español".Últimamente solo sirven de calmante para no ser noticia.
Lo malo va a ser lo que se les viene encima con todo el capital presionando para agudizar la crisis y luego sacar tajada.
Estamos en una epoca de alto consumismo y por tanto de derroche.
¿A quien le importa si el parado es ingeniero o peon?o si es joven o viejo. El caso es tenerlo jodido para disponer de el a ser posible gratis.
¿Unidad obrera? eso es como hablar de libertad, de amor, de justicia..
Los sindicatos dirán que más vale poco que nada pero si eres de los que siempre tienen que esperar al siguiente tren resulta muy difícil de comprender que nada sea mejor que nada. Y seguro que, al final, más de uno se queda en la estación. Que le hablen a esos de interés general, de beneficio de la economía o de que la empresa ya no existe, y que lo haga algún representante sindical con preferencia en el empleo.
ResponderEliminarLo cierto es que si te toca, estás jodido, y al sindicato se la trae floja.
Coincidiendo con el aniversario, han salido en los periódicos noticias referidas a que ya hay algunas empresas que van a solicitar que se les dé a algunos trabajadores cursos específicos, con un compromiso de contratación. No son muchas ni afectarán a muchos trabajadores, pero algo es algo.
ResponderEliminarCarlos, la disponibilidad de mano de obra en paro es una de las necesidades de la economía de mercado. Mira si no Dinamarca, cuyas empresas claman al cielo por el bajísimo nivel de paro que hay, que no les permite contratar a gusto.
Ismo, lo de que los sindicalistas siempre tienen preferencia lo has clavao. En tiempos de crisis tonto el último.