martes, 21 de febrero de 2012

La última crisis del petróleo

Hoy leo en la prensa que Teherán refuerza la protección antiaérea de sus instalaciones nucleares. Un signo más de que un ataque aéreo masivo israelí sobre la infraestructura nuclear iraní no es un escenario imposible a corto plazo.
Es difícil saber qué hay de cierto y qué de farol en los movimientos y las declaraciones de ambos bandos. En esta guerra solapada que ya llevan librando hace mucho tiempo, ambos tienen mucho que perder si juegan mal sus cartas.
Los israelíes temen por su propia supervivencia. Si Irán desarrolla la bomba y la forma de llevarla a suelo hebreo, no es improbable que la usen. Claro está que los palestinos también viven en Israel, pero dado el carácter extremista del gobierno iraní, podrían revivir las palabras del legado papal ante Bèziers, ocupada por los albigenses: "Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos". Sustitúyase Dios por Alá, y ya está.
Así pues, Israel no se va a andar con chiquitas. Hará lo que esté en su mano por frenar el desarrollo nuclear de su enemigo. Lleva tiempo haciéndolo, si hacemos caso a lo que se dice, en la forma de asesinatos selectivos de científicos nucleares iraníes.
La posición del régimen iraní no es tan sencilla. Por una parte, basa su legitimidad en buena medida en la causa anti-sionista y pro-palestina. Por otra, si los embargos de la comunidad internacional ahogan su principal fuente de financiación, el petróleo, podrían surgir rebeliones internas que terminen con el derrocamiento del régimen. La única oportunidad para la paz es que necesite la existencia de Israel y de este juego de tensiones, tanto para mantener tanto la paz interna como un nivel suficiente de amenaza externa.
Es en el tema del petróleo donde entramos en juego los demás. Tengo más que mediada la lectura de "La economía del hidrógeno", de Jeremy Rifkin, un informe que recomiendo vívamente a quien quiera comprender mejor en qué mundo vivímos y a lo que se enfrenta la humanidad en los próximos años. Este librito, que data del 2002 pero asusta por lo vigente que sigue y lo acertado de sus predicciones hasta el momento, me ha ayudado a entender lo que nos jugamos en esta crisis irano-israelí. Y ello no es más que el posible adelanto de una crisis energética mundial sin precedentes.
Dicho así suena a una de esas profecías apocalípticas que nunca se cumplen, pero si hay algo cierto en todo esto es que nuestra civilización actual se basa en el oro negro. Según el informe mencionado, las últimas reservas de petróleo barato se encuentran en oriente medio. Una guerra abierta Irán-Israel podría cerrar o disminuir drásticamente el flujo de petróleo procedente de esa zona, nadie sabe por cuánto tiempo. Además de un aumento drástico del precio del barril, la consecuencia inmediata sería que el resto de países productores tendrían que aumentar sus exportaciones, agotando aún más pronto de lo esperado sus reservas. De esta manera, a corto-medio plazo, occidente se haría aún más dependiente del petróleo árabe.
Al principio me reí como todos de la ocurrencia, pero ahora veo con más sentido aquella Alianza de Civilizaciones de la que hablaba nuestro anterior Presidente del Gobierno. La primavera árabe era un acontecimiento que tenía que llegar antes o después, pero si de ella salen gobiernos islamistas moderados o radicales (porque islamistas serán seguro), depende el futuro geopolítico de la humanidad en este siglo. Un enfrentamiento abierto entre el Islam y Occidente, con el petróleo por medio, pondría en jaque la civilización tal y como la conocemos.

3 comentarios:

  1. Buenas malatesta.

    Cierto es que la situación política no es sencilla y que, mediando el petróleo, mucho menos. Pero creo que nadie está en situación de arrogarse la legitimidad universal en pro de sus acciones. Desde luego, la situación de Irán es harto compleja por lo que comentas, pero no podemos fiarnos de lo que nos dibujan de lo que acontece en su país. Y es que a mi lo de las armas nucleares me suena, y no poco, a lo de las MDW o armas de destrucción masiva, una historia que caló en la opinión pública a base de portadas y repeticiones. Lo mismo acontece con las declaraciones del sátrapa iraní, cuyo contenido es abiertamente manipulado poniendo en boca de éste cosas que no ha dicho. Ha dado muestras claras de su voluntad no conflictiva (algo que Israel no ha hecho nunca) por lo que ninguna institución, por muy ONU que se repute, puede violar su independencia y soberanía. Es un principio de derecho internacional que imperativamente ha de ser respetado. Mal camino estaremos retomando si convertimos (o permitimos convertir) esto en la segunda parte de Irak.

    Un saludo.

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  2. Gracias por tu comentario, Wittmann. Tienes motivos para hablar así, dada la experiencia pasada. No creo que a los EEUU les interese tampoco una guerra abierta. De hecho por lo que sé están presionando a los israelíes para que se contengan.
    La intención de mi texto es resaltar lo que poca gente sabe, y es que si las cosas vienen mal dadas podemos tener una crisis energética muy grave. No es que podamos hacer nada por evitarlo, ni merece la pena perder el sueño por ello, pero que no nos coja de sorpresa.

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  3. No me resisto a dejar un trozo del texto citado:
    << La civilización del petróleo, el régimen energético más poderoso de la historia de la humanidad, se halla apenas a unos pocos años de distancia del "punto de inflexión". La convergencia de tres tendencias básicas hará que la sociedad se vea pronto obligada a tomar una serie de decisiones acerca de su futuro. La interacción entre el inminente descenso de la producción global de petróleo, la concentración de las reservas restantes de crudo en Oriente Medio, la región más inestable del planeta desde el punto de vista político y social, y el proceso de calentamiento de la atmósfera del planeta provocado por el gasto energético - o entropía - acumulado a lo largo de la era industrial, ha dado pie a una dinámica mundial inestable y peligrosa, cuyo resultado resulta en buena medida imprevisible. >>
    Jeremy Rifkin, La economía del Hidrógeno

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