jueves, 12 de junio de 2008

Tan distintos, tan iguales

Desde que Charles Darwin publicara “El origen de las especies”, y más tarde “El origen del hombre”, pocos han dudado ya de que el ser humano y los animales son producto de una misma evolución.

Sin embargo, ni siquiera eso ha parado los intentos de encontrar el elemento diferenciador, el toque mágico y casi divino que nos haga especiales. El objeto de esta búsqueda, pienso yo, es de índole moral más que científica. Si somos diferentes, estará de alguna forma justificado que hagamos lo que queramos con el planeta y sus habitantes. El Génesis es un perfecto resumen de esta intención.

Los antiguos no se complicaban mucho la cabeza. El hombre tiene razón y alma, los animales no, punto pelota. Las diferenciaciones basadas en la razón han perdurado hasta nuestros días de muy variadas formas: capacidad para fabricar herramientas, capacidad para resolver problemas nuevos, etc. El hombre, el homo sapiens, el homo faber. Los demás seres de la Creación son simples autómatas programados genéticamente. Todo aquel que tenga una mascota sabe de las limitaciones de este argumento. Casi siempre son nuestros primos hermanos los primates los que desmontan uno por uno esos mitos. Fabrican sus herramientas, resuelven problemas, tienen una memoria mejor que la de muchos humanos, etc.

El argumento basado en el alma, aparte de implicaciones religiosas, también tiene reflejo en nuestros días en la prueba del espejo. Hace años, había quien aseguraba que los hombres somos los únicos que tenemos conciencia de nuestra propia existencia e individualidad, y lo probaban diciendo que ningún animal se reconocía en un espejo. Un grupo de psicólogos diseñó una prueba basada en acostumbrar al animal al espejo, y en un buen día, marcarle en la cara con pintura. Si el animal extraña la marca y se la intenta quitar, es que sabe que se trata de él. Cada día aumenta la lista de animales que han pasado dicha prueba, primates y delfines por supuesto, pero también urracas y otros animales de pequeño tamaño.El siguiente video está en inglés, pero las imágenes hablan por sí solas.



Hay quien ha argumentado sobre el comportamiento social o la moral. Otros sobre la capacidad de comunicación... Siempre hay ejemplos en la naturaleza que nos recuerda que no somos tan únicos.

Pero los animales no solo nos igualan en lo bueno, sino también en lo malo. El último ejemplo del que he sido consciente trata un tema que creía exclusivamente humano: el secuestro y la esclavitud. Los seres que tienen el dudoso honor de compartir con nosotros estos comportamientos son algunas especies de hormigas del género Polyergus, también llamadas hormigas amazonas. En Europa, por ejemplo, tenemos la polyergus rufescens.

Al parecer, estos animales están altamente especializados para el combate. Toda la especie está compuesta únicamente por guerreras. Como no son capaces ni de alimentarse a sí mismas ni a sus larvas, deben conseguir sirvientes. Para ello atacan un hormiguero de otra especie distinta y secuestran sus huevos. Cuando nacen las larvas, creen estar en su propio hormiguero, por lo que buscan comida y alimentan a las guerreras y sus crías. Naturalmente hay diferencias entre la esclavitud humana y la de las hormigas, pero en esencia se trata de lo mismo: una sociedad que usa mano de obra gratis para desarrollarse.

Así que cuando paséis cerca de un hormiguero ya no sabréis si lo que estáis observando es un kibutz agrícola de hongos, un koljoz ganadero de pulgones o una plantación de Alabama a principios del XIX.

Por último, un video (sin sonido) de una expedición guerrera. Es que está todo inventado.


10 comentarios:

  1. Jo, si es que nos creemos el ombligo del mundo y no somos más que la pelusilla de dentro ;)

    Besines.

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  2. Interesantísimo!! Me he rayado un poco con el vídeo de las hormigas, jajaja pero ha mercido la pena verlo hasta el final. Asombroso.

    Lo del espejo es cierto. Yo muchas veces pongo a mi gato frente al espejo y creo que no se reconoce cuando está solo, porque ni siquiera se observa. En cambio si estamos los dos él mira alternativamente a mi reflejo y a mí. Y yo creo que sabe que la que está en el espejo soy yo. O eso, o que tengo una hermana gemela, jajaja.
    Muy bueno el post.
    Un beso!

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  3. Lo mejor de esos experimentos con animales son las estupideces que deben conseguir. Creo que los animales realmente inteligentes son los que no se dejan embaucar con un plátano o un juego de bolas y horas y horas de pruebas.

    Hay otro dato curioso sobre la inteligencia de los animales que siempre me ha llamado mucho la atención. Según he oído, a los animales a los que se considera más inteligentes (orcas, por ejemplo) es imposible adiestrarlos con recompensas: aprecian más el cariño de un tipo de otra especie que las sardinas que le da. Muchos seres humanos siguen pensando que se puede ir a cualquier lado con el bolsillo lleno de sardinas... creo que esa es una importante diferencia entre las orcas y los humanos. Desde luego sería mucho más interesante plantearse por qué las orcas son así y nosotros no que plantearse si tienen inteligencia, alma o su puta madre. A lo mejor son ellos los que tienen algo que enseñarnos y a nosotros nos falta la inteligencia suficiente para darnos cuenta de que puede ser así.

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  4. Estoy de acuerdo en que provenimos de un tronco comun y la evolución nos ha ido diversificando.
    Por lo tanto hacemos mal en olvidarnos de nuestro comportamiento o parte animal. Y peor todavía, querer ver lo humano en los animales.
    Esa cosa llamada mascota que se considera uno mas de la familia...con frecuencia se lleva demasiado lejos, al menos en el medio urbano.

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  5. Respecto a un artículo que comentaste el pasado año sobre matagorda, el trocadero...muy interesante. ¿Podrías decirme dónde has conseguido la foto del plano del Fuerte de San Luis de José Prieto?
    Gracias y un saludo

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  6. Nos creemos la laeche y tampoco somos pa tanto

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  7. Ana, algunos son más pelusillas que otros, je, je.
    Lovely, yo también me rallé un poco con el video, pero es que no encontré en internet ningún otro que recogiera un raid. Lo curioso es que después de verlo, creo que en mi niñez he sido testigo de alguna de esas tropelías. Yo entonces, en mi candidez, pensaba que estaban trasladando los huevos a algún otro sitio mejor. Vaya tela.
    Ismo, pues a algunos humanos se les adiestra sólo con recompensas. Y si no, anda que iba a ir yo a trabajar, je, je.
    Carlos, ya lo dijo Lord Byron, creo: "Cuanto más conozco a los hombres, más aprecio a mi perro".
    Anónimo, me alegra que te gustara el artículo sobre el Trocadero. La foto la encontré en un librito muy interesante de Francisco Ruiz Serrano titulado "El Trocadero y su gente", que a su vez lo sacó del "Diario general de las operaciones de la guerra en la isla gaditana", de Adolfo de Castro. Imagino que en la Biblioteca de Puerto Real tendrán ejemplares de ambos. Por cierto, he oído que van a reconstruir el Fuerte. Es una buena noticia.
    Iller, somos la leche, pero semidesnatada sólo, je, je.

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  8. Ay, ay, hasta en el género de las hormigas se hacen distinciones. ¡Que vienen las amazonas! Seguro que los hormigos no son ningunos angelitos...
    Un post muy interesante, francamente. Me encantó. Y me confirma lo que ya pensaba: que somos tan animales como el que más. Besitos.

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  9. Yo a veces con estos estudios que hacen no sé muy bien qué buscan,...similitudes o diferencias con nosotros? Pero si somos animalillos,no? Pues eso,lo mismo que ellos,...ya ves las capullas de las hormigas polveras,anda que no hay sapiens de la misma calaña...yo creo que se merecen respeto,sin necesidad de excusarlo en unas cercanías a nosotros o no.
    Besotes!

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  10. Y yo que creo que lo peor que hicimos es bajar del arbol...

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