domingo, 31 de julio de 2005

Sobre la intimidad

Ya dije una vez que me considero bastante transparente. Es fácil saber cuál es mi estado de ánimo y casi lo que pienso sólo con mirarme a la cara. Esta total falta de capacidad para ocultar mis pensamientos e intenciones me ha forzado a mentir lo menos posible. No es una elección moral, es una elección práctica: se me coge fácilmente en una mentira. Por eso también creo que es fácil llegarme a conocer bastante bien aunque sea en poco tiempo. Todos tenemos defectos y virtudes, y en mi caso ambas cosas están bastante a la vista. No me considero único en ese sentido. Sé que somos muchos, aunque no mayoría.
Pero nunca se llega a conocer por completo a nadie. Pensad en cualquier persona que creáis conocer. Conocéis muy bien a vuestro hermano o hermana, pero, ¿cómo se comporta con su pareja cuando están solos? Pasáis mucho tiempo con vuestro compañero de trabajo, pero, ¿cómo es cuando está en su casa? ¿cómo se lleva con sus padres o sus hijos? Realmente sólo llegamos a conocer una parcela de la vida de los demás, la que comparte con nosotros. El resto de su vida se nos escapa, y no son pocos los casos de personas que son totalmente diferentes en su vida social y su vida privada.
Aún se puede dar un paso más. Incluso aunque viviéramos todo el día junto a otra persona, hay un punto a partir del cual no se debe o no se puede pasar. Hay pensamientos y situaciones que sólo le pertenecen a uno, y es difícil e incluso contraproducente el compartirlos con los demás. Puede resultar paradójico que diga esto mientras escribo sobre lo que pienso y lo cuelgo en internet para que mis amigos e incluso algún despistado que llegue por aquí lo lea. Pero lo cierto es que hay una parte de nosotros que creo que hay que defender contra la curiosidad de los demás, incluso de los que amamos. Creo que podéis haceros una idea de lo que hablo sin que tenga que dar ejemplos, sin descubrir mis intimidades.
Hubo un tiempo, al principio de descubrir el amor, en el que sentía el deseo de saberlo todo de la persona que quiero. De conocer por completo lo que pensaba, sentía y hacía en cada momento. Ahora creo que es un error. Además de imposible, no veo nada saludable invadir o dejarse invadir hasta tal punto la intimidad de una persona, quizás, lo único que realmente nos pertenece.

4 comentarios:

  1. Esto de la intimidad es muy complicao. Todos somos a la vez transparente y opacos, dejamos ver lo que nos interesa pero guardamos con celo aquello que queremos que sea exclusivamente nuestro, a veces incluso aprovechamos esa transparencia para confundir a los demás. En fin muy complicao.
    Lo único que esta claro, y en eso coincido plenamente contigo, es que todos debemos tener nuestro propio y secreto patio de recreo personal que debe ser totalmente inalienable por los demás.
    Ah, no se si eso de no saber mentir es un defecto o una virtud, pero a veces, a mi, que tampoco se, me gustaría poder hacerlo para ver si sirve para algo.

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  2. Lo grandioso del ser humano es lo complejo que puede llegar a ser. Y cuando buceamos en sus interioridades, más aún.
    Lo que me ha dejado un poco confundido es lo de usar la transparencia para confundir. Creo que no uso y no he visto, pero quién sabe. Nunca tiraría la primera piedra sobre ningún tema.

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  3. Me parece muy importante lo que he leido y que parta de una persona a la que aprecio tanto...
    Estoy reflexionmando about...

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