El trampantojo que expones es una auténtica preciosidad. La lástima es que el fotografo no haya podido retratarlo en un momento del día en que las sombras coincidiesen con las del trampantojo. Es una técnica que me llama mucho la atención. Que ahora recuerde, en el palazzo Pitti, en Florencia, muchos de los adornos y estructuras de los techos eran trampantojos...El techo era plano y tu veías nervios o cenefas de escayola donde no las había. Me impresionó aquello tanto como la colección de cuadros que tienen allí dentro. Es pintura con algo de truco de magia, no?
En efecto, ismo, es ilusionismo. Recuerdo el palacio Pitti, aunque no recordaba sus trampantojos de adornos arquitectónicos, muy comunes en el Renacimiento por otra parte. Llegué allí por casualidad, porque la cola ante la galería Uffizi era interminable. Crucé el Ponte Veccio y de repente me encontré con un palacio con pinta de museo. No me arrepentí de entrar. Ojalá vuelva a Florencia algún día.
Yo tuve la suerte de que mi bros había estado allí antes y me dijo que no me lo perdiese. No pude ver los jardines, estaban en obras. Cautivadora Florencia. Yo estuve unos días en las afueras, en el monte, cerca de Fiesole, en Pian de Mugnone. Había por allí una villa preciosa en la que cuentan que estaba ambientada la reunión del Decamerón en la que se cuentan los cuentos. No recuerdo el nombre. Pertenecía a una institución universitaria o algo así pero pude visitarla en un momento de poca actividad... no sé si tuvo algo que ver que, cuando llegué, pillé in fraganti al conserje fumándose un canuto.
El trampantojo que expones es una auténtica preciosidad. La lástima es que el fotografo no haya podido retratarlo en un momento del día en que las sombras coincidiesen con las del trampantojo.
ResponderEliminarEs una técnica que me llama mucho la atención.
Que ahora recuerde, en el palazzo Pitti, en Florencia, muchos de los adornos y estructuras de los techos eran trampantojos...El techo era plano y tu veías nervios o cenefas de escayola donde no las había. Me impresionó aquello tanto como la colección de cuadros que tienen allí dentro.
Es pintura con algo de truco de magia, no?
Igual que cuando me miro al espejo.
ResponderEliminarIgual cuando te miro y tú no me miras. Eso me dijeron ayer.
ResponderEliminarEn efecto, ismo, es ilusionismo. Recuerdo el palacio Pitti, aunque no recordaba sus trampantojos de adornos arquitectónicos, muy comunes en el Renacimiento por otra parte.
ResponderEliminarLlegué allí por casualidad, porque la cola ante la galería Uffizi era interminable. Crucé el Ponte Veccio y de repente me encontré con un palacio con pinta de museo. No me arrepentí de entrar.
Ojalá vuelva a Florencia algún día.
Yo tuve la suerte de que mi bros había estado allí antes y me dijo que no me lo perdiese. No pude ver los jardines, estaban en obras.
ResponderEliminarCautivadora Florencia. Yo estuve unos días en las afueras, en el monte, cerca de Fiesole, en Pian de Mugnone. Había por allí una villa preciosa en la que cuentan que estaba ambientada la reunión del Decamerón en la que se cuentan los cuentos. No recuerdo el nombre. Pertenecía a una institución universitaria o algo así pero pude visitarla en un momento de poca actividad... no sé si tuvo algo que ver que, cuando llegué, pillé in fraganti al conserje fumándose un canuto.
Me gustan muchos estos trucos de mágia pictoricos, sobre todos esos que se hacen en el suelo y parece abrirse a tus pies.
ResponderEliminarCasualmente, hoy me han enviado un mail con una presentación de esos trampantojos de suelo a los que se refiere nuestro príncipe... Fascinante!
ResponderEliminarPero es que ese tío es un crak!!!
ResponderEliminarLa que más me gusta (y la única de la que me acuerdo) es la de la piscina...