La vida es cambio constante. También está constituida por rutinas, pero no hay contradicción.
No hace falta que se produzca un gran cambio: un nuevo trabajo, una nueva pareja, el nacimiento de un hijo. Las rutinas también se modifican, a veces casi imperceptiblemente. Y si sumamos pequeños cambios de rutinas, la vida cotidiana de hoy puede parecerse bastante poco a la de hace un año. Han dejado de emitir la serie que veía los martes. He decidido ir en coche en lugar de en tren al trabajo. He empezado a correr casi a diario. Ya casi no me conecto en casa a internet. Pequeños detalles que por sí sólo no significan gran cosa, pero que en conjunto hacen la diferencia.
A veces siento el deseo de congelar la existencia, de aferrarme al modo de vida que conozco y en el que me siento cómodo. Hasta las pequeñas alteraciones de la rutina suponen una amenaza. La mayoría de las veces es el propio devenir el que decide por mí. Otras, las menos, tengo ganas de cambiar, de probar cosas nuevas.
El no saber qué pasará mañana me inquieta, pero por otra parte ¿qué interés tendría una vida totalmente prefijada y programada de antemano? ¿no llevaría al aburrimiento más absoluto?.
Como en la genial “Atrapado en el tiempo”. ¿Había dicho ya que era mi película preferida?. El protagonista vive una y otra vez el mismo día. Una vez comprende que está atrapado en la rutina, enloquece y decide suicidarse. Lo que en principio es un drama el guionista lo convierte en una secuencia hilarante de intentos de suicidio. Intentos porque aunque el hombre se mate, vuelve a despertarse de nuevo a la mañana ¿siguiente? con la misma musiquilla en el despertador. Más tarde acepta el hecho y trata de sacarle ventaja, pero esa parte de la película, aunque genial, es menos creíble.
Quizás los cambios, grandes o pequeños, nos salven de la locura. Bienvenidos sean.
Sin embargo, a los locos hay que procurar que nada de sus vidas se salga de la rutina para que no entren en crisis y se encuentren ante una situación que no saben manejar.
ResponderEliminarHay que aceptar los cambios tal y como vienen, de la mejor forma.
Y nunca hay que esperarlos, pues de esta forma nunca se producirán...
Yo me moriría si nada cambiase, moriría en vida.
ResponderEliminarel cambio más natural: el cambio de la noche al día
ResponderEliminarLo malo es cuando cambias a peor...
ResponderEliminarLa vida se va haciendo a base de cambios. Creo que el primero que lo mencionó fue Heráclito de Efeso, que decía que todo cambia, todo fluye.
ResponderEliminarYa verás como los cambios que sucederán en tu vida son para bien y si no es así, tienes la suerte de tener a gente que te quiere que siempre estarán contigo.
Abordar cambios supone desafio, eso nos da sensaciones de inseguridad, no siempre estamos preparados y es dificil distanciarnos como para entender cuales son las amenazas objetivas y cuales no...yo los veo como nuevas etapas, una oportunidad para..restructurarme. Cuando no cambia la salud...todo se enfrenta.
ResponderEliminarBueno...sera' porque nosotros en los ultimos 15 años hemos cambiado tres paises, 5 ciudades y 7 casas...jajajajaja!
Yo creo en el cambio si el cambio implica progreso. Es que hay tantas veces que estos cambios implican un paso atrás...
ResponderEliminarBueno, a veces creo que es necesario dar un paso atrás para ver todo desde un mayor ángulo y ver las cosas bajo un punto de vista más amplio.
ResponderEliminarbLos cambios siempre son necesarios, tal vez no estén esperando el momento más oportuno para aparecen, lo hacen cuando toca, y eso nos asusta, no controlar nosotros el devenir nos descoloca...
ResponderEliminarUn beso.
Una de las cosas que caracterizan nuestra especie es precisamente la capacidad de adaptación. Sólo que todos no estamos equipados con la misma capacidad (que tictac, por ejemplo ¡!). Ahí es cuando el cambio, en lugar de una oportunidad, se convierte en amenaza.
ResponderEliminarEl otro día ví en un reportaje que en chino crisis se escribe con los caracteres de peligro y oportunidad. Otro ejemplo de que filosofía y lenguaje están íntimamente relacionados.
Preciosa exposición. Yo, escéptico con los grandes cambios, adoro los pequeños y, cuando los adoro, no olvido y también adoro (en un sentido más social), quizá más, la tradición, sin la que todos esos pequeños cambios no tendrían sentido.
ResponderEliminarPor eso la tradición está hecha de esos pequeños cambios que afectan a la vida de los grupos y, por añadidura, a la de quienes los integran. Así, ir a misa puede no ser tanto un acto religioso como un pequeño cambio, un día de la semana distinto al resto, que compartes con los demás (no es que yo vaya a misa, ni por esas)... la navidad, las fiestas del pueblo,...
Hay quien piensa en las tradiciones sin apreciar los cambios que en ella se integran. Le aburren esos pequeños cambios, quizá; quiere grandes cambios, constantes cambios.
Lo malo es cuando te levantas sabiendo que hoy va a ser "El día de la Marmota" ;)
ResponderEliminarLos pequeños cambios son los que cambian en la vida, lo que suele pasar es que algunos grandes cambios se producen debido a un cumulo de pequeños cambios.
ResponderEliminarMe encanta la peli, sobre todo cuando casi sin mediar palabra le pega un puñetazo al agente de seguros porque estaba harto de verle todas las mañanas.
jajaja, sí, alberto, esa escena es grandiosa.
ResponderEliminarNo querer cambios, es como no tener ambiciones, que desgana ¿no?
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