viernes, 28 de julio de 2006

La carpeta de los recuerdos: La libreta de la mili

Para algunos el extinto servicio militar obligatorio servía para convertir a los niños en hombres. Para la mayoría, no servía para nada. A mí, que fui de los últimos que lo sufrió en sus carnes, me sirvió para tres cosas:
a) Comprender que aunque me guste la historia y el cine bélicos, no me gusta la vida militar.
b) Sacarme una foto vestido con uniforme de camuflaje, fusil armado con bayoneta y cara de pocos amigos, en la que me veo hasta guapo.
c) Tener tema de conversación con el resto de desafortunados que pasaron por esa experiencia.
Esto último es especialmente relevante. A pesar de ocupar un período pequeño de nuestras vidas, la mili da mucho material para el anecdotario particular. Pasa como con las series antiguas, una vez sacado el tema, hay cuerda para rato.
No os voy a aburrir con la historia de mi puta mili, que además fue exprés: sólo estuve tres meses, ya que un enchufe me consiguió la blanca aunque un poco tarde. Pero sí que contaré una pequeña anécdota, que sucedió el día de mi incorporación.
En realidad era ya noche, porque los recién llegados pasamos la tarde en un cuartel de la legión, donde un teniente majareta trataba de conseguir voluntarios. Una vez en mi cuartel, estando formados en el patio de armas (por cierto, dedicado al Generalísimo, con una pintura en azulejos enorme dominándolo), el sargento nos dio la charla de rigor. Que si bienvenidos al ejército, que si a partir de ahora no somos ciudadanos normales, sino soldados, etc, etc. Muy educado, muy correcto. Al final, el buen hombre preguntó: ¿habéis entendido?. Todos callamos, menos un pirado que gritó: “¡SEÑOR, SÍ SEÑOR!”. Descojone general, incluido el sargento: “Te has confundido de ejército, chaval, aquí se responde con un sí mi sargento. Cuánto mal hace el cine...”





13 comentarios:

  1. Por parte paterna se han librado de la mili:

    Mi abuelo, mi tío, mi padre y yo.

    Los tres primeros por sorteo y yo por prórrogas de estudios hasta que, inteligentemente, se abolió. Ahí queda eso.

    ¿Quién no ha oído batallitas de la mili a cualquiera? Y es que la mayoría son bastante buenas.

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  2. Yo recuerdo que aún amigo le grabamos una cassette cuando hizo la mili y le cantamos "Querida Milagros". Cuando vino en un permiso nos dijo que lo que le puso triste no fue la canción, si no nuestras voces.

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  3. Esa anécdota no la conocía y eso que creo haber escuchado todas las batallitas.:(

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  4. La anécdota esta muy bien, pero...podrías escribir con una letrita más grande? Es que el fondo negro y el post largo hace que no te disfrute completamente..

    PD. lector/a

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  5. En una casa sólo de chicas, el único que aportaba historias de su puta mili era mi cuñado. Y debió hacer más mili que nadie, con la cantidad de cosas que cuenta ;)

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  6. Querida lectora. Ante todo bienvenida. Atendiendo a su comentario he cambiado la plantilla para aumentar la fuente. Espero que eso la anime a volver otro día.
    A los demás: ¿mejor así? Lo malo es que como suelte una de mis parrafadas, con lo largo que quedará el post no lo va a leer ni dios...

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  7. Estimado Malatesta:
    Me siento encantada del cambio, mis ojos lo agradecen y mi cerebro capta la belleza del escrito en toda su plenitud.
    Gracias.

    La parrafada edítela...la leeremos

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  8. Yo sólo hubiese hecho la mili como general, así que objeté

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  9. Vaya el espadachín, sólo atiende las peticiones femeninas. ;)

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  10. uff! famosa mili tanto como los cuentos sobre la ignorancia de los sargentos...mmm los imagino dando explicaciones del sentido del rayado de las animas de fusil con la aceleracion de Coriolis.. ;-))))
    menos mal que fue' abolida...

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  11. Truco para la lectora y demás:

    Si mantienes pulsada la tecla control y le das a la rueda del ratón, haces zoom en internecio. Ojo con darle mucho, yo una vez le vi las ideas a malatesta. Sé cuál será su próximo cuadro.

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  12. Con tu perspicacia seguro que hasta es verdad. Pero por favor, no te chives que quiero que sea una sorpresa.

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  13. Seguro que una mili da pa muchas anecdotas aunque no creo que la prestación social sustitutoria que me hice yo no dió pa menos. Ahí aprendí mas de tres cosas y no me tuve que hacer ninguna foto con cara de pocos amigos, besar ningún trapo ni hacerle caso a otros trapos. He dicho.

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